La sorpresiva defenestración del ahora exsubsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, fue ordenada directamente por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, a escasas dos semanas de que había anunciado implícitamente su ratificación. La historia del episodio debe entenderse como el fracasado intento de un servidor público por entronizarse en su cuota de poder, apoyado por actores incómodos.
Yorio González protagonizó durante meses un juego de vencidas con Rogelio Ramírez de la O, titular de Hacienda, para relevarlo en el cargo, buscando hacer valor una pretendida cercanía con la doctora Sheinbaum y con Luz Elena González, próxima secretaria de Energía y acaso la figura más influyente en el primer círculo de la mandataria electa. Con ambas coincidió durante la jefatura de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (2000-2005), en la que Yorio fue subdirector de Operaciones Financieras (2001-2002), director de Fondos, Operaciones y Custodia de Valores (2002-2004), y finalmente director de Deuda Pública de la Secretaría de Finanzas (2004-2007) capitalina.
Cuando Ramírez de la O fue ratificado, Yorio se asumió traicionado y se puso al centro de una estrategia para proyectar la imagen de ser el verdadero poder tras el trono, lo que incluyó una estrecha red de contactos con medios de comunicación y la contratación de consultores expertos en la materia, presumiblemente pagados por empresarios cercanos al funcionario durante este gobierno. Los contenidos de esta estrategia incluyeron presuntas filtraciones lo mismo contra el titular de Hacienda como la referida Luz Elena González.
El pasado jueves 12 Sheinbaum anunció que “casi todo” el equipo de Hacienda permanecería en su puesto en la dependencia a cargo de Ramírez de la O. Hizo la excepción del subsecretario de Egresos, Juan Pablo de Botton, que será parte del equipo de la jefa de Gobierno electa en la capital del país, de Clara Brugada. “Es un equipo honesto, que conoce las finanzas públicas, nuestro proyecto, estoy muy contenta trabajando con ellos”, dijo.
Sin embargo, desde la noche previa, servicios financieros especializados dieron por hecho la ratificación de Yorio, y las informaciones del día siguiente destacaron que la presidenta electa había mencionado expresamente al funcionario, lo que nunca ocurrió.
Lo que sí sucedió, de acuerdo con fuentes consultadas, es que Sheinbaum en las semanas previas dejó ver que no simpatizaba con la idea de ratificar a Yorio, pero desestimó propuestas de relevos expuestas por Ramírez de la O. Sin cartas viables sobre la mesa, ambos asumieron que aquél seguiría en el cargo. Hasta que en los días posteriores los alcanzó el ruido que levantaban las olas de promoción y ataques que el propio Yorio gestionaba. Su implacable caída marcará un sano precedente.
Apuntes: Primer acto: Reparto masivo de un volante en Culiacán, el viernes pasado, con una serie de rostros de una supuesta facción del narcotráfico, entre los que aparece el gobernador sinaloense Rubén Rocha. El reparto fue estrictamente casa por casa, y en los fraccionamientos de lujo se usaron drones para arrojar el panfleto. Segundo acto: Rocha Moya fracasa el domingo 22 en su intento de tomarse la fotografía con la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Tercer acto: El presidente López Obrador se hace acompañar de la propia Sheinbaum, este fin de semana, precisamente a Sinaloa, e impone las condiciones para la huidiza fotografía, juntos los tres ooo Manuel Velasco y otros miembros de la nomenklatura del Partido Verde se están acercando con los gobernadores, de cualquier partido, para darles garantías de que los votos verdes en los Congresos federal y locales estarán incondicionalmente a su servicio, bajo el escenario de que las bancadas de Morena estén subordinadas a operadores de Andrés Manuel López Obrador una vez que éste abandone Palacio.