/ viernes 15 de noviembre de 2024

Red Compartida / Sospechas

La jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, tiene mucho por hacer de la mano de Juan Pablo de Botton para limpiar en la Secretaría de Administración y Finanzas capitalina, pues surgen alertas rojas en relación a la Dirección de Recursos Materiales y Servicios Generales, a cargo de Beatriz Espinosa a quien le están metiendo el pie sus subalternos. Según nos cuentan, la compra de vales de fin de año para los colaboradores del gobierno ha despertado sospechas debido a que el procedimiento, con subasta incluida, solo tuvo una propuesta, la de Broxel, razón social de Gustavo Gutiérrez que envió su proyecto con una bonificación de -1%, pero, llegado el momento de la puja, la modificó para iniciar con ahorros únicamente de -0.01%, un cambio que no se notificó al comienzo del proceso. Sin otra participante con la cual competir, no se sabe hasta dónde pudieron llegar las bonificaciones. Debido a las irregularidades, se proyectan varias inconformidades y se necesitará una pronta respuesta del equipo de Juan José Serrano en la Secretaría de la Contraloría porque los vales de despensa para empleados se entregan en diciembre y justo ahora no se tiene un proveedor. No hacer nada tiene un costo para el erario: 400 millones de pesos por bonificaciones, así que tal vez debería haber sanciones.

Para que el Desarrollo Urbano en la CDMX sea integral, respetuoso de los derechos de los vecinos y uno de los motores de la economía, la jefa de gobierno Clara Brugada debe incluir en su campaña anticorrupción: combatir a los cárteles inmobiliarios públicos y privados, que los programas de transferencias de potencialidades y consolidación de predios no estén sujetos al mejor postor y que los juicios inmobiliarios entre dependencias y vecinos no sean eternos. Para lograr lo anterior, coinciden los expertos, las dependencias deben alinear objetivos y la discrecionalidad y que el Congreso de la Ciudad de México apoye con disposiciones para que el desarrollo urbano sea integral, que los jueces tengan límites de tiempo para dictaminar las disputas inmobiliarias y que las organizaciones vecinales sean escuchadas y atendidas en todo el proceso judicial.

Nos comentan que en Palacio Nacional las declaraciones de Ken Salazar ya no son bien vistas. Aunque se reconoce su habilidad para abordar distintos temas, se perciben como intentos de congraciarse en sus posibles últimas semanas en el cargo, y con miras al presidente electo Donald Trump, quien es más crítico que el actual mandatario, Joe Biden. Por su parte, la presidenta ha mencionado que el tema es responsabilidad de la Cancillería, lo cual es cierto, pero el Dr. Juan Ramón de la Fuente ha solicitado “un poco de paciencia”, pues está trabajando intensamente para que la próxima semana, en la cumbre del G-20 en Brasil, todo salga bien.

Un día después de la reunión con el Episcopado Mexicano la evaluación que se hace dentro de la iglesia mexicana es que en un tono sencillo, pero contundente, el CEM señaló que la estrategia de abrazos y no balazos no ha sido efectiva. Se comenta que, aunque la pronta salida de Ken Salazar como embajador podría aliviar un poco a la Secretaría de Gobernación, a la de Seguridad Pública y a la Cancillería, con el Episcopado el panorama es distinto. Por eso, entre secretarios han bromeado que conviene evitar disgustos. Cabe destacar que esta es la primera declaración del CEM bajo Monseñor Juan Ramón Castro Castro, su nuevo presidente, conocido por hablar sin rodeos. Si no, basta con preguntar en Morelos a Cuauhtémoc Blanco y Graco Ramírez, quienes lo recuerdan por las marchas por la paz en su estado.

Pues a la comunidad judía no le gustó nada el rompimiento de las relaciones académicas entre el Colegio de México y la Universidad Hebrea de Jerusalem, ganadora de siete Premios Nobel y más de 20 galardones de máximo nivel, como la Medalla Fields de matemáticas, el Premio Canadiense Gairdner International en ciencias biomédicas, el Premio Wolf en ciencias y artes, entre otros. Ellas Achar presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México junto con Mauricio Lulka, su director, y Alberto Romano, presidente de Tribuna Israelita y Hayan Renée Dayan, su directora fundamentan su reclamo al Colmex porque, dicen, “al romper relaciones se perderá el valor del intercambio de ideas, conocimiento y perspectivas diversas, afectando principalmente a las comunidades académicas, a la vez que envía un mensaje que contradice los principios de colaboración y entendimiento mutuo”.