El nombramiento del secretario de la Defensa, cabeza del ejército y de las fuerzas armadas, para el gabinete de Claudia Sheinbaum se está complicando, según nos cuentan desde los sótanos de Morena, en las últimas semanas gracias al autoritarismo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que quiere imponer a su candidato y lo que no entiende es que el método de elección para ese puesto lo tienen bien definido los generales de división que integran al medio castrense mexicano, lo que ha provocado el distanciamiento entre el actual general secretario, Luis Crescencio Sandoval, a quien el conjunto de generales que maneja la Sedena de plano habría rechazado al gallo que empuja el presidente, que es el general Gabriel García Rincón. El presidente insiste en que su candidato sea el elegido, por tal motivo es que hay un retraso de este nombramiento que si bien se sabía sería el último en hacerse la realidad es que no lo han definido dentro de la Sedena y es que la tradición dentro de los generales es que ellos ya tienen a sus representantes
Las malas lenguas nos dicen que hay un distanciamiento entre el secretario y el presidente por este motivo, ya que, Crescencio Sandoval no ha podido colocar a la cabeza al preferido del presidente, tanto que hasta ya lo tiene congelado. De por sí las relaciones entre los dos no estaban tan bien desde la campaña. Hay que recordar que en el evento de Xóchitl Gálvez en el Zócalo, López Obrador ordenó que la bandera se izara por la noche, lo cual no ocurrió así; la bandera se puso por la mañana con la policía militar.
Según trascendió, cada grupo cuenta con su propio candidato, lo cual ha originado que se parara el cabildeo del general García Rincón porque enfrente tiene a Ricardo Trevilla Trejo que es el propuesto por la cúpula militar. Veremos cómo se resuelve esta discrepancia, ya que el ejército durante el sexenio de López Obrador, fue uno de los pilares de todas las ocurrencias del presidente, se dice que el general que llegue si va a tener que ir en contra de los cárteles y sin duda el secretario saldrá entre los 25 generales descartando los cuatro que apoyan al presente. Como le mencionamos, el más aventajado para ocupar ese puesto se dice que es Ricardo Trevilla Trejo, General de Diplomado del Estado Mayor.
El Presidente sorprendió dando su conferencia de prensa mañanera desde la mismísima reunión de seguridad de las 6 de la mañana, que todas las mañanas tiene. Nos cuentan que es para demostrar que deja el país en calma, y que el gobierno, no tuvo nada que ver con la detención en Estados Unidos, de Ismael “El Mayo” Zambada. Nos confían que además, a dicha reunión solo entraron algunos medios de comunicación, pero no desconfie de esto, es que no hay espacio para todos. Lo cierto es que la propia Canciller Alicia Barcenas, dijo que se ha solicitado información a Estados Unidos pero, no ha sido entregada.
Dicen los deportistas que fueron a París que lo que duele es la indiferencia. Y es que resulta que muchos de ellos han confiado a amigos y familiares, que los apoyos que han recibido no son todo lo que Ana Gabriela Guevara, directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte dice que da. Y es que la última declaración de la ex atleta, molestó mucho a deportistas, entrenadores y mexicanos en París, sobre que “algunos deportistas han dejado escapar medallas”. A menos de una semana de haber comenzado la justa olímpica, el reproche llega más temprano que tarde y es que dicen que Ana Gabriela no sabe como evitar las críticas de ser vista en restaurantes parisinos cuyos costos son muy superiores al promedio.
De no creerse el oso del sexenio que hizo Martí Batres el pasado viernes, a mediodía, cuando su gobierno puso a temblar a los ciudadanos que habitan el Valle de México y zonas conurbadas al activar la alarma sísmica por error, y en lugar de asumir su responsabilidad salió a querer justificarse con una mentira, afirmando que se había sentido leve en algunas zonas de la ciudad, la verdad es que no hubo ningún movimiento telúrico, nuestro flamante jefe de gobierno debería tomarse la oportunidad de quedarse callado de vez en cuando y no salir a querer justificarse.
