En el ahora corazón de la Ciudad de México, en el año de 1954, en un área de 92, 572 metros cuadrados, se construyó la imponente SCOP, Secretaría de Comunicaciones y Transportes, trazada, diseñada y realizada por uno de los mejores arquitectos del planeta: Carlos Lazo Barreiro.
Pensada desde sus inicios como una obra trascendente, el Maestro Lazo pidió a los artistas y escultores que participarían en esta majestuosa construcción, que visualizaran “una obra para perdurar, evitando lo pasajero y lo anecdótico, buscando los símbolos afirmativos y eternos”. Vaya que lo cumplió.
Ubicada en el Eje Central Lázaro Cárdenas –llamado el siglo pasado “el niño perdido”- confluyendo con el eje 4 sur Xola, la calle Cumbres de Acultzingo y Avenida Universidad, en la colonia Narvarte, la SCOP sufrió los embates de los dos últimos terremotos en la Ciudad de México, el de los años 1985 y 2017, ambos un 19 de septiembre.
Al ser inhabitables sus edificios y oficinas, obligó al replanteamiento sobre ¿qué hacer para rescatar los más de 6,000 metros cuadrados de murales, de artistas reconocidos mundialmente y su espacio escultórico?
De inmediato, los vecinos de la Benito Juárez, exigimos se hiciera un parque y una zona arbolada, que reparara en alguna medida la enorme tala que ha sufrido la Alcaldía y toda la Ciudad de México, respetando, por supuesto los murales de valor histórico incalculable.
Fiel al estilo de las últimas administraciones del Gobierno de la Ciudad de México, se mantienen en lo oscurito, los proyectos que se pensaron para el envidiable y cuantioso -en metros cuadrados- espacio.
Increíblemente no faltaron los mercenarios funcionarios, que planteaban la privatización y por ende construcción de torres tipo Mitikah o Manacar, argumentando la falta de vivienda, con el respectivo enriquecimiento corrupto de quienes insistieron en ello. Afortunadamente no pasaron, y solo sirvió para darse cuenta de quienes son realmente los integrantes del llamado cártel inmobiliario.
Tampoco faltaron los ambiciosos que decían que un centro comercial era lo que mejor convenía. Nuevamente la corrupción se quedó en intento, además de la manifiesta oposición vecinal.
A la par, el activismo de vecinos hizo que se constituyera “en defensa del Centro SCOP” que no solo planteaba la defensa del acervo histórico cultural, literalmente de gran magnitud, sino también el apoyo y ayuda a la Unidad Habitacional Narvarte, y a la tienda abandonada del IMSS.
Por fin, hace unos meses, nos enteramos por lonas alrededor del lugar, que iniciaría la remodelación del espacio, licitación que costó al erario público 500 millones de pesos, que rescataría murales y demolería lo que fuera necesario. Acciones que tendrían termino entre agosto y diciembre del presente año.
Al mismo tiempo, el jefe de gobierno Martí Batres, como parte de uno de sus tantos informes mensuales, anunció la construcción del Parque del Muralismo Mexicano, consistente en un parque lineal, sin dar mayor detalle, y esta semana, Clara Brugada, acompañada de los Secretarios de Comunicaciones y de Cultura del gobierno federal saliente, anunció que también habrá una de sus Utopías en el Centro SCOP.
¿Y los vecinos? Bien gracias. Ni nos ven, ni nos oyen.
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