/ domingo 4 de junio de 2023

Planear una mejor ciudad

Por Luis Wertman Zaslav

Una metrópoli como la nuestra nunca se detiene, así que todos los cambios que se necesitan deben hacerse sobre la marcha, adaptando las mejoras a la vida de los chilangos y no al revés. Sin embargo, la Ciudad de México se acerca de una etapa de grandes renovaciones en las que su sociedad debe colaborar y hacer lo que le corresponde. No se trata de hacer sacrificios, pero sí reconocer que tenemos la oportunidad de sentar las bases de la capital que deseamos para el futuro.

Adelanto algunos ejemplos, basados en las demandas ciudadanas y en los retos urbanos que saltan a la vista:

1.- Necesitamos más árboles en las alcaldías del centro de la capital. Se ha hecho un esfuerzo importante para reforestar muchos puntos de la ciudad, pero si nos ubicamos desde el Centro Histórico y vamos hacia las consideradas “orillas” de la zona metropolitana, apreciaremos que todavía tenemos espacio para aprovechar la siembra de plantas y árboles en espacios públicos y en áreas vecinales comunes. ¿Han sentido calor en estos días? Bueno, es por falta de vegetación y una solución es promover, desde la autoridad y la sociedad, plantar correctamente en todos los espacios en los que se pueda y se autorice.

2.- Llegó el momento de trazar una ruta para pavimentar muchas avenidas y vías primarias con materiales que ya cuentan con tecnología para recargar el manto acuífero en temporada de lluvias, tienen mayor durabilidad y reducirían drásticamente la cantidad de baches en las calles capitalinas que no pueden evitarse gracias al asfalto. El mal estado del pavimento es la principal queja en las 16 alcaldías y una nueva campaña de mantenimiento y de sustitución de materiales ayudaría mucho a la movilidad.

3.- Un relanzamiento del transporte público. Millones de personas dependen de los diferentes modos de transporte en la Ciudad de México, pero se necesita convencer a miles más para que lo usen en lugar de sus automóviles. Tenemos una red que crece y cuenta con un mejor servicio en varias de sus modalidades; sin embargo, el reto hacia delante es convencer a la mayoría de que es una alternativa y no un mal necesario. Una clave está en recuperar, en todos los sentidos, la funcionalidad y la imagen del Metro, que es la piedra angular del transporte chilango.

4.- Grandes obras que transformen a la capital en su forma de convivir y en su rutina diaria. El comportamiento de la Ciudad de México puede preverse tanto en sus horarios, como en sus desplazamientos (unas cuantas alcaldías concentran la mayoría de los centros de trabajo, otras son dormitorio, y algunas más captan al turismo y al consumo) y en las actividades que pueden llevarse a cabo. Diseñar una mejor distribución de las fortalezas de cada zona y resolver sus puntos débiles, llevará a la ciudad a su siguiente etapa de bienestar y desarrollo. No puede dejarse ese cambio al fenómeno de la gentrificación, por ejemplo.

5.- Aplicar mucha tecnología. El desarrollo urbano ha sido una de las áreas que más se ha beneficiado de alternativas que incorporan herramientas digitales, sensores, cámaras, dispositivos que miden desde condiciones climáticas hasta afluencia vehicular, entre muchos otros aspectos de una gran urbe. Analizar qué nos es útil, qué puede ser aceptado por las y los chilangos rápidamente y qué puede generar sistemas que mantengan funcionando las complejas actividades de la capital serán la diferencia en los siguientes años.

Obviamente, existen más elementos, pero considero que con estos iniciamos el diálogo sobre lo que sigue en la Ciudad de México. Es importante recordar que uno de los rasgos de la sociedad chilanga es su enorme consciencia acerca de lo que quiere y lo que no acepta. El nivel de educación política hace que nos distingamos y por eso pedimos siempre un liderazgo fuerte. Estoy seguro de que ya lo tenemos (y lo tendremos cuando sea el momento de decidir) para entonces escuchar las propuestas y presentar muchas más para empezar el camino hacia una mejor capital.

Por Luis Wertman Zaslav

Una metrópoli como la nuestra nunca se detiene, así que todos los cambios que se necesitan deben hacerse sobre la marcha, adaptando las mejoras a la vida de los chilangos y no al revés. Sin embargo, la Ciudad de México se acerca de una etapa de grandes renovaciones en las que su sociedad debe colaborar y hacer lo que le corresponde. No se trata de hacer sacrificios, pero sí reconocer que tenemos la oportunidad de sentar las bases de la capital que deseamos para el futuro.

Adelanto algunos ejemplos, basados en las demandas ciudadanas y en los retos urbanos que saltan a la vista:

1.- Necesitamos más árboles en las alcaldías del centro de la capital. Se ha hecho un esfuerzo importante para reforestar muchos puntos de la ciudad, pero si nos ubicamos desde el Centro Histórico y vamos hacia las consideradas “orillas” de la zona metropolitana, apreciaremos que todavía tenemos espacio para aprovechar la siembra de plantas y árboles en espacios públicos y en áreas vecinales comunes. ¿Han sentido calor en estos días? Bueno, es por falta de vegetación y una solución es promover, desde la autoridad y la sociedad, plantar correctamente en todos los espacios en los que se pueda y se autorice.

2.- Llegó el momento de trazar una ruta para pavimentar muchas avenidas y vías primarias con materiales que ya cuentan con tecnología para recargar el manto acuífero en temporada de lluvias, tienen mayor durabilidad y reducirían drásticamente la cantidad de baches en las calles capitalinas que no pueden evitarse gracias al asfalto. El mal estado del pavimento es la principal queja en las 16 alcaldías y una nueva campaña de mantenimiento y de sustitución de materiales ayudaría mucho a la movilidad.

3.- Un relanzamiento del transporte público. Millones de personas dependen de los diferentes modos de transporte en la Ciudad de México, pero se necesita convencer a miles más para que lo usen en lugar de sus automóviles. Tenemos una red que crece y cuenta con un mejor servicio en varias de sus modalidades; sin embargo, el reto hacia delante es convencer a la mayoría de que es una alternativa y no un mal necesario. Una clave está en recuperar, en todos los sentidos, la funcionalidad y la imagen del Metro, que es la piedra angular del transporte chilango.

4.- Grandes obras que transformen a la capital en su forma de convivir y en su rutina diaria. El comportamiento de la Ciudad de México puede preverse tanto en sus horarios, como en sus desplazamientos (unas cuantas alcaldías concentran la mayoría de los centros de trabajo, otras son dormitorio, y algunas más captan al turismo y al consumo) y en las actividades que pueden llevarse a cabo. Diseñar una mejor distribución de las fortalezas de cada zona y resolver sus puntos débiles, llevará a la ciudad a su siguiente etapa de bienestar y desarrollo. No puede dejarse ese cambio al fenómeno de la gentrificación, por ejemplo.

5.- Aplicar mucha tecnología. El desarrollo urbano ha sido una de las áreas que más se ha beneficiado de alternativas que incorporan herramientas digitales, sensores, cámaras, dispositivos que miden desde condiciones climáticas hasta afluencia vehicular, entre muchos otros aspectos de una gran urbe. Analizar qué nos es útil, qué puede ser aceptado por las y los chilangos rápidamente y qué puede generar sistemas que mantengan funcionando las complejas actividades de la capital serán la diferencia en los siguientes años.

Obviamente, existen más elementos, pero considero que con estos iniciamos el diálogo sobre lo que sigue en la Ciudad de México. Es importante recordar que uno de los rasgos de la sociedad chilanga es su enorme consciencia acerca de lo que quiere y lo que no acepta. El nivel de educación política hace que nos distingamos y por eso pedimos siempre un liderazgo fuerte. Estoy seguro de que ya lo tenemos (y lo tendremos cuando sea el momento de decidir) para entonces escuchar las propuestas y presentar muchas más para empezar el camino hacia una mejor capital.

ÚLTIMASCOLUMNAS