/ lunes 14 de octubre de 2024

Paz y Reconciliación / Nuevo presidente de los Obispos

El Papa Francisco envió la semana pasada una carta a los 21 nuevos cardenales que formarán parte del Colegio Cardenalicio el 7 de diciembre próximo, en la víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.


En esa carta, el Papa Francisco pide a los nuevos príncipes de la Iglesia tener: “ojos altos, manos juntas, pies desnudos”.


Y explica: “Ojos altos, porque tu servicio exigirá ampliar la mirada y ensanchar el corazón, poder mirar más lejos y amar más universalmente con mayor intensidad”.


“Manos juntas, porque la Iglesia lo que más necesita —junto con el anuncio— es tu oración para apacentar bien la grey de Cristo. La oración, que es el ámbito del discernimiento para ayudarme a buscar y hallar la voluntad de Dios para nuestro pueblo, y seguirla”, escribió el Papa Francisco.


“Pies desnudos, tocando la aspereza de la realidad de muchos rincones del mundo embriagados de dolor y sufrimiento por la guerra, la discriminación, la persecución, el hambre y numerosas formas de pobreza que te exigirá tanta compasión y misericordia”, continuó el Santo Padre.


De estos nuevos cardenales 5 son de Latinoamérica y ninguno de México.


Lo anterior viene a cuento porque del 11 al 15 de noviembre próximo la Conferencia del Episcopado Mexicano nombrará un nuevo presidente de los obispos. Y todo parece indicar que será el arzobispo de León, Guanajuato, el Zamorano, Jaime Calderón Calderón.


Nació en Churintzio, Michoacán, en 1966 y entró al Seminario Diocesano de Zamora donde cursó Filosofía. En la Universidad Pontificia de México terminó el bachillerato teológico y en 1991 recibió la ordenación sacerdotal. Obtuvo el grado de Licenciado en Filosofía en 1994 con la tesis Hacia una filosofía de la educación liberadora: Paulo Freire en la UPM y se doctoró en Filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.


Fue profesor de Filosofía en el Seminario Diocesano de Zamora y rector de la misma institución entre 2011 y 2013, nombrado Obispo Auxiliar en Zamora y consagrado por el Nuncio Apostólico, Christophe Pierre, en octubre de 2012; en 2018 el Papa Francisco le nombró obispo de la Diócesis de Tapachula y hace unos meses, fue designado Arzobispo de León, Guanajuato.


El nuevo presidente de los obispos mexicanos tiene importancia para la vida de la Iglesia Católica, sobre todo para la institucional, no así para el católico de a pie, como Usted y como yo.


Pero el presidente de la CEM es quien tiene el diálogo con el Gobierno, la coordinación con sus hermanos obispos y es el principal interlocutor con el Nuncio Apostólico (representante papal) en México y con las autoridades vaticanas. No es cosa menor en la vida de la Iglesia Católica.


Pero el próximo presidente de los obispos va a tener un rasgo muy particular: va a influir en la selección de una nueva generación de arzobispos, cardenales y obispos mexicanos. Se tiene programado que por edad deberán presentar sus renuncias, algunos ya lo hicieron, a sus sedes episcopales los arzobispos de Monterrey, Rogelio Cabrera López; el arzobispo y cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega; el arzobispo de cardenal de la CDMX, Carlos Aguiar; los arzobispos de Morelia, Carlos Garfias Merlos; y el arzobispo de Acapulco Leopoldo González, así como el arzobispo de Tijuana, Francisco Moreno Barrón.


En los próximos años veremos el nombramiento de una nueva generación de arzobispos y cardenales en la cabeza de la Iglesia Católica mexicana, muchos de los cuales podrían ser convocados por al Colegio Cardenalicio para elegir un nuevo Papa.



El Papa Francisco envió la semana pasada una carta a los 21 nuevos cardenales que formarán parte del Colegio Cardenalicio el 7 de diciembre próximo, en la víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.


En esa carta, el Papa Francisco pide a los nuevos príncipes de la Iglesia tener: “ojos altos, manos juntas, pies desnudos”.


Y explica: “Ojos altos, porque tu servicio exigirá ampliar la mirada y ensanchar el corazón, poder mirar más lejos y amar más universalmente con mayor intensidad”.


“Manos juntas, porque la Iglesia lo que más necesita —junto con el anuncio— es tu oración para apacentar bien la grey de Cristo. La oración, que es el ámbito del discernimiento para ayudarme a buscar y hallar la voluntad de Dios para nuestro pueblo, y seguirla”, escribió el Papa Francisco.


“Pies desnudos, tocando la aspereza de la realidad de muchos rincones del mundo embriagados de dolor y sufrimiento por la guerra, la discriminación, la persecución, el hambre y numerosas formas de pobreza que te exigirá tanta compasión y misericordia”, continuó el Santo Padre.


De estos nuevos cardenales 5 son de Latinoamérica y ninguno de México.


Lo anterior viene a cuento porque del 11 al 15 de noviembre próximo la Conferencia del Episcopado Mexicano nombrará un nuevo presidente de los obispos. Y todo parece indicar que será el arzobispo de León, Guanajuato, el Zamorano, Jaime Calderón Calderón.


Nació en Churintzio, Michoacán, en 1966 y entró al Seminario Diocesano de Zamora donde cursó Filosofía. En la Universidad Pontificia de México terminó el bachillerato teológico y en 1991 recibió la ordenación sacerdotal. Obtuvo el grado de Licenciado en Filosofía en 1994 con la tesis Hacia una filosofía de la educación liberadora: Paulo Freire en la UPM y se doctoró en Filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.


Fue profesor de Filosofía en el Seminario Diocesano de Zamora y rector de la misma institución entre 2011 y 2013, nombrado Obispo Auxiliar en Zamora y consagrado por el Nuncio Apostólico, Christophe Pierre, en octubre de 2012; en 2018 el Papa Francisco le nombró obispo de la Diócesis de Tapachula y hace unos meses, fue designado Arzobispo de León, Guanajuato.


El nuevo presidente de los obispos mexicanos tiene importancia para la vida de la Iglesia Católica, sobre todo para la institucional, no así para el católico de a pie, como Usted y como yo.


Pero el presidente de la CEM es quien tiene el diálogo con el Gobierno, la coordinación con sus hermanos obispos y es el principal interlocutor con el Nuncio Apostólico (representante papal) en México y con las autoridades vaticanas. No es cosa menor en la vida de la Iglesia Católica.


Pero el próximo presidente de los obispos va a tener un rasgo muy particular: va a influir en la selección de una nueva generación de arzobispos, cardenales y obispos mexicanos. Se tiene programado que por edad deberán presentar sus renuncias, algunos ya lo hicieron, a sus sedes episcopales los arzobispos de Monterrey, Rogelio Cabrera López; el arzobispo y cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega; el arzobispo de cardenal de la CDMX, Carlos Aguiar; los arzobispos de Morelia, Carlos Garfias Merlos; y el arzobispo de Acapulco Leopoldo González, así como el arzobispo de Tijuana, Francisco Moreno Barrón.


En los próximos años veremos el nombramiento de una nueva generación de arzobispos y cardenales en la cabeza de la Iglesia Católica mexicana, muchos de los cuales podrían ser convocados por al Colegio Cardenalicio para elegir un nuevo Papa.