/ lunes 15 de julio de 2024

PAZ Y RECONCILIACIÓN | El Corazón de la Democracia, según el Papa Francisco

El centro del debate Político en México está en dos temas: la sobrerrepresentación en el Congreso y la reforma judicial. Una va a determinar el futuro de la otra y ambas el futuro de nuestra nación. Van a correr ríos de tinta, cientos de horas en declaraciones de los actores en medios y redes sociales.

Buscando iluminar el debate y poner un grano de arena para ayudar a que nuestro país viva en paz y reconciliado,encontré algunas declaraciones del Papa Francisco que pueden dar luz y atemperar los ánimos de políticos, representantes sociales, analistas y ciudadanos de a pie.

Durante la clausura de la 50ª Semana Social de los Católicos en Italia, el líder de los católicos en el mundo planteó que la democracia es resolver "juntos" los problemas de todos. La dificultad de las democracias para asumir las complejidades del tiempo presente parece ceder a veces al encanto del populismo, dice Francisco.

Agrega: “La democracia tiene inherente un gran e indudable valor: el de estar "juntos", el de que el ejercicio del gobierno tenga lugar en el contexto de una comunidad que se confronta libre y secularmente en el arte del bien común, que no es sino un nombre diferente de lo que llamamos política”.

Pensando hoy en lo que significa el "corazón" de la democracia, dice Francisco: “juntos es mejor porque solos es peor. Juntos es bueno porque solos es triste. Juntos significa que uno más uno no es dos, sino tres, porque la participación y la cooperación… crean ese sentido positivo y casi concreto de la solidaridad que surge de compartir y plantear”.

Después de todo, es en la palabra "participar" donde encontramos el verdadero significado de lo que es la democracia, de lo que significa ir al corazón de un sistema democrático. En un régimen estatista o de dirección, nadie participa, todos observan, pasivos.

La democracia, en cambio, exige la participación, la exigencia de poner el propio esfuerzo, de arriesgarse a la confrontación, de aportar los propios ideales, las propias razones. Arriesgar. Pero el riesgo es la tierra fértil en la que germina la libertad.

Son tantas las cuestiones sociales sobre las que, democráticamente, estamos llamados a interactuar: pensemos en una acogida inteligente y creativa, que coopera e integra, a las personas migrantes… pensemos en el invierno demográfico, que ahora afecta a toda Italia, y a algunas regiones en particular; pensemos en la elección de auténticas políticas para la paz, que antepongan el arte de la negociación y no la opción del rearme.

Al concluir su participación en este foro, el Papa Francisco planteó que la fraternidad humana a la que aspiramos en estos tiempos ensombrecidos por la guerra, brote un compromiso más convencido en favor de una vida democrática plenamente participativa y orientada al verdadero bien común (el libro Al Cuore della Democrazia se puede consultar en Librería Editorial Vaticana y en el periódico "Il Piccolo").

En estos momentos, en México parece que vivimos un diálogo de sordos, donde los que ganaron están en su borrachera de victoria y no entienden razones. Ojalá pronto llegue la cruda realidad y piensen en lo que queremos ser como nación en el largo plazo, y lleguemos a un debate con inteligencia y cordura, buscando el bien de todos, donde caminemos juntos y no unos cuantos por delante y muchos atrás. Donde se escuchen las voces de todos, y no de un grupo o de un hombre.


El centro del debate Político en México está en dos temas: la sobrerrepresentación en el Congreso y la reforma judicial. Una va a determinar el futuro de la otra y ambas el futuro de nuestra nación. Van a correr ríos de tinta, cientos de horas en declaraciones de los actores en medios y redes sociales.

Buscando iluminar el debate y poner un grano de arena para ayudar a que nuestro país viva en paz y reconciliado,encontré algunas declaraciones del Papa Francisco que pueden dar luz y atemperar los ánimos de políticos, representantes sociales, analistas y ciudadanos de a pie.

Durante la clausura de la 50ª Semana Social de los Católicos en Italia, el líder de los católicos en el mundo planteó que la democracia es resolver "juntos" los problemas de todos. La dificultad de las democracias para asumir las complejidades del tiempo presente parece ceder a veces al encanto del populismo, dice Francisco.

Agrega: “La democracia tiene inherente un gran e indudable valor: el de estar "juntos", el de que el ejercicio del gobierno tenga lugar en el contexto de una comunidad que se confronta libre y secularmente en el arte del bien común, que no es sino un nombre diferente de lo que llamamos política”.

Pensando hoy en lo que significa el "corazón" de la democracia, dice Francisco: “juntos es mejor porque solos es peor. Juntos es bueno porque solos es triste. Juntos significa que uno más uno no es dos, sino tres, porque la participación y la cooperación… crean ese sentido positivo y casi concreto de la solidaridad que surge de compartir y plantear”.

Después de todo, es en la palabra "participar" donde encontramos el verdadero significado de lo que es la democracia, de lo que significa ir al corazón de un sistema democrático. En un régimen estatista o de dirección, nadie participa, todos observan, pasivos.

La democracia, en cambio, exige la participación, la exigencia de poner el propio esfuerzo, de arriesgarse a la confrontación, de aportar los propios ideales, las propias razones. Arriesgar. Pero el riesgo es la tierra fértil en la que germina la libertad.

Son tantas las cuestiones sociales sobre las que, democráticamente, estamos llamados a interactuar: pensemos en una acogida inteligente y creativa, que coopera e integra, a las personas migrantes… pensemos en el invierno demográfico, que ahora afecta a toda Italia, y a algunas regiones en particular; pensemos en la elección de auténticas políticas para la paz, que antepongan el arte de la negociación y no la opción del rearme.

Al concluir su participación en este foro, el Papa Francisco planteó que la fraternidad humana a la que aspiramos en estos tiempos ensombrecidos por la guerra, brote un compromiso más convencido en favor de una vida democrática plenamente participativa y orientada al verdadero bien común (el libro Al Cuore della Democrazia se puede consultar en Librería Editorial Vaticana y en el periódico "Il Piccolo").

En estos momentos, en México parece que vivimos un diálogo de sordos, donde los que ganaron están en su borrachera de victoria y no entienden razones. Ojalá pronto llegue la cruda realidad y piensen en lo que queremos ser como nación en el largo plazo, y lleguemos a un debate con inteligencia y cordura, buscando el bien de todos, donde caminemos juntos y no unos cuantos por delante y muchos atrás. Donde se escuchen las voces de todos, y no de un grupo o de un hombre.