/ lunes 8 de julio de 2024

PAZ Y RECONCILIACIÓN | Diálogo, eje de la nueva relación Iglesia-Gobierno

Primero lo dijo Claudia Sheinbaum: “Busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad”, y ahora la nueva secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, planteó que las directrices del nuevo gobierno serán “el diálogo, la civilidad y el respeto”.

Vamos a dar el beneficio de la duda al nuevo gobierno y creamos que el diálogo va a ser el eje de la nueva relación con sectores sociales como indígenas, migrantes, madres buscadoras, padres de los estudiantes de Ayotzinapa, obispos católicos y dirigentes de otras expresiones religiosas que están agraviados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

En el inicio del gobierno que está por terminar, la relación entre la jerarquía de la Iglesia Católica y la Secretaría de Gobernación, a través de Olga Sánchez Cordero fue “cordial y respetuosa”; con Adán Augusto López fue “intermitente pero institucional”; con Alejandro Encinas “limitada” por el poco tiempo que estuvo al frente de la dependencia; y, con Luisa María Alcalde, “inexistente”.

El presidente López Obrador decidió al inicio de su gobierno, contrario a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, enfriar la relación con la Iglesia. Tal vez influyó que el tabasqueño tiene vínculos cercanos con expresiones cristianas no católicas, pero sobre todo que tomó la decisión política de incluir a la Iglesia Católica en el paquete de lo que calificó como conservadores.

Fuera de las 5 visitas de cortesía que López Obrador realizó a Casa Lago de la Conferencia del Episcopado Mexicano en 6 años, la verdad que en este gobierno no hubo una relación de respeto, para construir acuerdos o para escuchar al otro”, simplemente no hubo un diálogo, un reconocimiento “del otro” como un actor social. Eso contribuyó a la polarización que el presidente cultivó desde las mañaneras.

Por eso llama la atención que Claudia Sheinbaum y Rosa Icela Rodríguez hablen de “trabajar y dialogar con todos los sectores”, de que las nuevas directrices del nuevo gobierno sean “el diálogo, la civilidad y el respeto” y de manera muy intensa “con los activistas de los derechos humanos, también con la parte de los grupos indígenas, en fin, con todos”.

La actual titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana ofreció actuar con apego a la Constitución, a la justicia y a los derechos humanos. Actuaremos con respeto y civilidad en la búsqueda de acuerdos para dar soluciones a las exigencias de la sociedad, dijo.

Sé que hay muchos liberales trasnochados, académicos orgánicos y extremistas de la 4T que quieren pasar facturas porque algunos obispos y sacerdotes no apoyaron a su candidata, cosa que es cierto; como también es cierto que en el gobierno que está por irse muy pocos invocaron el diálogo y el respeto como motor de construcción de paz. Vamos a creer en la palabra dicha en estos días por la nueva secretaria de Gobernación, pero sin olvidar su pasado y sus afectos políticos.

Conozco desde hace varias décadas a Rosa Icela y familia, sé que es mujer de palabra y con una gran calidad humana. Espero que esos valores sea antepongan en un nuevo diálogo con todos los actores para encontrar la anhelada paz, que surge del diálogo, respeto y la justicia.

La presidenta electa dijo el 13 de marzo al firmar el acuerdo de paz: “Es loable que busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad. Estoy consciente de la necesidad de conjuntar esfuerzos para encontrar alternativas de paz y no de violencia en la sociedad

Confiemos en lo dicho por la próxima presidenta de México: “Creo, firmemente en la paz y sé que Ustedes (dirigiéndose a los obispos, religiosos y organizaciones sociales que trabajan por la paz), trabajemos juntos, todas las voces son importantes para seguir construyendo la nación, pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todas y todos deseamos. Continuemos el diálogo”.

Primero lo dijo Claudia Sheinbaum: “Busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad”, y ahora la nueva secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, planteó que las directrices del nuevo gobierno serán “el diálogo, la civilidad y el respeto”.

Vamos a dar el beneficio de la duda al nuevo gobierno y creamos que el diálogo va a ser el eje de la nueva relación con sectores sociales como indígenas, migrantes, madres buscadoras, padres de los estudiantes de Ayotzinapa, obispos católicos y dirigentes de otras expresiones religiosas que están agraviados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

En el inicio del gobierno que está por terminar, la relación entre la jerarquía de la Iglesia Católica y la Secretaría de Gobernación, a través de Olga Sánchez Cordero fue “cordial y respetuosa”; con Adán Augusto López fue “intermitente pero institucional”; con Alejandro Encinas “limitada” por el poco tiempo que estuvo al frente de la dependencia; y, con Luisa María Alcalde, “inexistente”.

El presidente López Obrador decidió al inicio de su gobierno, contrario a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, enfriar la relación con la Iglesia. Tal vez influyó que el tabasqueño tiene vínculos cercanos con expresiones cristianas no católicas, pero sobre todo que tomó la decisión política de incluir a la Iglesia Católica en el paquete de lo que calificó como conservadores.

Fuera de las 5 visitas de cortesía que López Obrador realizó a Casa Lago de la Conferencia del Episcopado Mexicano en 6 años, la verdad que en este gobierno no hubo una relación de respeto, para construir acuerdos o para escuchar al otro”, simplemente no hubo un diálogo, un reconocimiento “del otro” como un actor social. Eso contribuyó a la polarización que el presidente cultivó desde las mañaneras.

Por eso llama la atención que Claudia Sheinbaum y Rosa Icela Rodríguez hablen de “trabajar y dialogar con todos los sectores”, de que las nuevas directrices del nuevo gobierno sean “el diálogo, la civilidad y el respeto” y de manera muy intensa “con los activistas de los derechos humanos, también con la parte de los grupos indígenas, en fin, con todos”.

La actual titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana ofreció actuar con apego a la Constitución, a la justicia y a los derechos humanos. Actuaremos con respeto y civilidad en la búsqueda de acuerdos para dar soluciones a las exigencias de la sociedad, dijo.

Sé que hay muchos liberales trasnochados, académicos orgánicos y extremistas de la 4T que quieren pasar facturas porque algunos obispos y sacerdotes no apoyaron a su candidata, cosa que es cierto; como también es cierto que en el gobierno que está por irse muy pocos invocaron el diálogo y el respeto como motor de construcción de paz. Vamos a creer en la palabra dicha en estos días por la nueva secretaria de Gobernación, pero sin olvidar su pasado y sus afectos políticos.

Conozco desde hace varias décadas a Rosa Icela y familia, sé que es mujer de palabra y con una gran calidad humana. Espero que esos valores sea antepongan en un nuevo diálogo con todos los actores para encontrar la anhelada paz, que surge del diálogo, respeto y la justicia.

La presidenta electa dijo el 13 de marzo al firmar el acuerdo de paz: “Es loable que busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad. Estoy consciente de la necesidad de conjuntar esfuerzos para encontrar alternativas de paz y no de violencia en la sociedad

Confiemos en lo dicho por la próxima presidenta de México: “Creo, firmemente en la paz y sé que Ustedes (dirigiéndose a los obispos, religiosos y organizaciones sociales que trabajan por la paz), trabajemos juntos, todas las voces son importantes para seguir construyendo la nación, pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todas y todos deseamos. Continuemos el diálogo”.