/ lunes 1 de julio de 2024

PAZ Y RECONCILIACIÓN | Agenda de Iglesia-Sheinbaum; Renovación de Obispos

En este o el próximo año, el Papa Francisco y la Iglesia Católica universal vivirá cambios importantes: una o dos más encíclicas pontificias para direccionar la nueva misión de la evangelización, la reestructura de la Curia Vaticana y selección del nuevo Colegio Cardenalicio que habrá de nombrar al nuevo líder mundial de los católicos.

La elección de un nuevo Papa, se dará en el marco de un reacomodo de los equilibrios en el mundo: la elección de un nuevo presidente de Estados Unidos, la creciente alianza entre Rusia y China, el cuestionamiento del papel que realiza el gobierno israelí en Medio Oriente y, en consecuencia, el fortalecimiento del mundo árabe en la escena mundial.

El Papa Francisco, como jefe de estado y jesuita inteligente que aprendió a leer “los signos de los tiempos”, sabe que tiene que preparar su sucesión y dejar encaminada a la iglesia católica, pero en particular a la curia vaticana y a los cardenales y arzobispos del mundo, para enfrentar los retos de la Iglesia en un mundo cada vez mássecularizado, polarizado y encerrado en bloques religiosos, económicos o políticos.

En México, no nos vamos a quedar atrás en materia de cambios porque entra un gobierno federal, en noviembre próximo la Conferencia del Episcopado Mexicano tendrá un nuevo presidente (se mencionan a Gustavo Rodríguez Vega, Faustino Armendáriz y Ramón Castro); los cardenales Carlos Aguiar, de la Ciudad de México y Francisco Robles Ortega, dejarán sus cargos; así como Rogelio Cabrera, actual, presidente de la CEM y otros arzobispos más, como el de León, Alfonso Cortés Contreras. Viene un cambio generacional importante en el liderazgo de la Iglesia y de los interlocutores con el gobierno.

Hace unos días, el Consejo de presidencia de la CEM, platicaron de la estrategia a seguir en el acercamiento con el gobierno que va a encabezar Claudia Sheinbaum y el piso sobre el que intentan construir una relación Iglesia-Gobierno que es el acuerdo para la Paz del 11 de marzo.

La presidenta electa dijo entonces: “Es loable que busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad. Estoy consciente de la necesidad de conjuntar esfuerzos para encontrar alternativas de paz y no de violencia en la sociedad, por supuesto en estricto ejercicio de la soberanía nacional, y con respeto al marco constitucional y legal del país.

Claudia Sheinbaum dijo: ustedes, con el compromiso por la paz, y nosotros, con los ejes de seguridad que dimos a conocer, coincidimos en un modelo que privilegia la atención a las causas de la violencia, la reconstrucción del tejido social y la continuidad en la construcción de un México en el que la paz sea fruto de la justicia.

Propuso cinco ejes: honestidad y atención a las causas; consolidación de la Guardia Nacional; fortalecimiento de la inteligencia y la investigación; coordinación y reforma al poder judicial.

La próxima presidenta concluyó con la siguiente declaración: “Creo, firmemente en la paz y sé que ustedes, también. Trabajemos juntos, todas las voces son importantes para seguir construyendo la nación, pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todas y todos deseamos. Continuemos el diálogo”.

Ojalá todos en México pongamos un grano de arena para hacer un lugar a La Paz y reconciliación.

En este o el próximo año, el Papa Francisco y la Iglesia Católica universal vivirá cambios importantes: una o dos más encíclicas pontificias para direccionar la nueva misión de la evangelización, la reestructura de la Curia Vaticana y selección del nuevo Colegio Cardenalicio que habrá de nombrar al nuevo líder mundial de los católicos.

La elección de un nuevo Papa, se dará en el marco de un reacomodo de los equilibrios en el mundo: la elección de un nuevo presidente de Estados Unidos, la creciente alianza entre Rusia y China, el cuestionamiento del papel que realiza el gobierno israelí en Medio Oriente y, en consecuencia, el fortalecimiento del mundo árabe en la escena mundial.

El Papa Francisco, como jefe de estado y jesuita inteligente que aprendió a leer “los signos de los tiempos”, sabe que tiene que preparar su sucesión y dejar encaminada a la iglesia católica, pero en particular a la curia vaticana y a los cardenales y arzobispos del mundo, para enfrentar los retos de la Iglesia en un mundo cada vez mássecularizado, polarizado y encerrado en bloques religiosos, económicos o políticos.

En México, no nos vamos a quedar atrás en materia de cambios porque entra un gobierno federal, en noviembre próximo la Conferencia del Episcopado Mexicano tendrá un nuevo presidente (se mencionan a Gustavo Rodríguez Vega, Faustino Armendáriz y Ramón Castro); los cardenales Carlos Aguiar, de la Ciudad de México y Francisco Robles Ortega, dejarán sus cargos; así como Rogelio Cabrera, actual, presidente de la CEM y otros arzobispos más, como el de León, Alfonso Cortés Contreras. Viene un cambio generacional importante en el liderazgo de la Iglesia y de los interlocutores con el gobierno.

Hace unos días, el Consejo de presidencia de la CEM, platicaron de la estrategia a seguir en el acercamiento con el gobierno que va a encabezar Claudia Sheinbaum y el piso sobre el que intentan construir una relación Iglesia-Gobierno que es el acuerdo para la Paz del 11 de marzo.

La presidenta electa dijo entonces: “Es loable que busquemos puntos de acercamiento y diálogo que nos permitan construir acuerdos y espacios de participación de los diversos actores de la sociedad. Estoy consciente de la necesidad de conjuntar esfuerzos para encontrar alternativas de paz y no de violencia en la sociedad, por supuesto en estricto ejercicio de la soberanía nacional, y con respeto al marco constitucional y legal del país.

Claudia Sheinbaum dijo: ustedes, con el compromiso por la paz, y nosotros, con los ejes de seguridad que dimos a conocer, coincidimos en un modelo que privilegia la atención a las causas de la violencia, la reconstrucción del tejido social y la continuidad en la construcción de un México en el que la paz sea fruto de la justicia.

Propuso cinco ejes: honestidad y atención a las causas; consolidación de la Guardia Nacional; fortalecimiento de la inteligencia y la investigación; coordinación y reforma al poder judicial.

La próxima presidenta concluyó con la siguiente declaración: “Creo, firmemente en la paz y sé que ustedes, también. Trabajemos juntos, todas las voces son importantes para seguir construyendo la nación, pacífica, justa, democrática, libre y soberana que todas y todos deseamos. Continuemos el diálogo”.

Ojalá todos en México pongamos un grano de arena para hacer un lugar a La Paz y reconciliación.