/ martes 22 de octubre de 2024

Palabra de Antígona / La hazaña de Martha Acevedo

Una de las grandes hazañas de nuestra historia es la realizada por un puñado de mujeres de todo el mundo, que nos revelaron la lucha de nuestras ancestras. Con sus trabajo han construido un camino lleno de esperanza y flores, necesario para continuar.

Las historiadoras en apenas cinco décadas nos regalaron todo lo que la historia patriarcal ocultó. Cuáles fueron nuestros afanes, nuestros anhelos, nuestras demandas y nuestras formas organizativas. Quiénes las encabezaron y cómo lo hicieron. Se piensa que es una moda política esto del feminismo, casi no hay nada de los antecedentes de una lucha feminista que en realidad tiene siglos.

En cambio, de los guerreros libertarios sí tenemos sus nombres, sus éxitos y la historia de sus vidas. Hoy sabemos que en el siglo XIX las mexicanas pidieron y argumentaron en decenas de revistas el derecho al divorcio y el de ir a la escuela. Desde esa época asomaron las primeras defensoras por la vida de las mujeres, las primeras casas de refugio para las maltratadas y violentadas.

Ya había demandas por la libertad de nuestros cuerpos. Batalla inconclusa hasta hace muy poco. Pensamos que es reciente, que llegó con la Marea Verde, la iconoclasia y las marchas de las jovencitas. No sabíamos que en Yucatán, en 1922, las mujeres socialistas levantaron la bandera del aborto y la anticoncepción, en medio de asonadas y levantamientos, de asesinatos políticos como los de ahora, por los revolucionarios y por todo el país.

Ahí en Yucatán surgieron con su atrevimiento, sus reuniones clandestinas, donde leían un pequeño manual llamado La Brújula del Hogar, escrito por Margaret Sanger, que decía cómo evitar los embarazos. Manual traído al estado y traducido por Alma Reed, una joven periodista norteamericana.

Atrevimiento que fue reprimido políticamente. Para acallar críticas al partido de Estado, que acompañaban las demandas feministas se armó una enorme campaña a favor de la maternidad, fraguada por el entonces director de un diario, Rafael Aldúcin, y por el mismísimo secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, respectivamente. Bastaron discursos y manifiestos en contra, manipulación pura, para que “el pueblo” dijera, no a esas subversivas.

Tal fue el verdadero y perverso origen del 10 de mayo. Nada de todo esto lo hubiéramos sabido sin la investigación y el escrito verificado por la periodista Martha Acevedo. Ella, militante feminista, integrante del grupo Mujeres en Acción Solidaria, mostró la fuerza del poder para crear el mito de la madre abnegada. De esa manera se buscó negar su derecho a decidir, a no tener un hijo no deseado, a pedir una educación laica y derecho de reunión y manifestación.

Martha Acevedo, junto con otras feministas, en 1971, frente al Monumento a la Madre dejaron bien dicho que la maternidad no es el único destino de las mujeres. Estas feministas, organizadas en los años 70 en México contribuyeron al derecho al aborto.

Sin las “Marthas Acevedos” tampoco tendríamos hoy otras historias que nos fortalecen. Hoy, cuando Martha Acevedo partió al espacio sideral, a sus bien vividos 84 años, toca recordarla, agradecerle su investigación y militancia por la libertad de las mujeres. Por haber sido una de muchas que nos han narrado estas acciones, hazañas fantásticas.

Sus luchas llevaron al divorcio legalizado en 1915, a transitar sin permiso de padres o maridos; transformó el derecho al trabajo y a la educación, y, en todos los casos, estuvieron detrás mujeres feministas y libertarias.

Recuerdo que Martha Acevedo escribió un librito de frases del movimiento anarquista: “Ni dios, ni padre, ni marido”. Fue una rebelde, de voz gruesa e imperativa. Hoy sus contemporáneas la recuerdan y valoran tanto como a esa inmensa lista de historiadoras sin quienes no sabríamos que venimos de lejos. Veremos.

Periodista, editora de Género en la OEM y directora del portal informativo http://www//semmexico.mx

Escucha el pódcast de "La Lovera" ⬇️


Una de las grandes hazañas de nuestra historia es la realizada por un puñado de mujeres de todo el mundo, que nos revelaron la lucha de nuestras ancestras. Con sus trabajo han construido un camino lleno de esperanza y flores, necesario para continuar.

Las historiadoras en apenas cinco décadas nos regalaron todo lo que la historia patriarcal ocultó. Cuáles fueron nuestros afanes, nuestros anhelos, nuestras demandas y nuestras formas organizativas. Quiénes las encabezaron y cómo lo hicieron. Se piensa que es una moda política esto del feminismo, casi no hay nada de los antecedentes de una lucha feminista que en realidad tiene siglos.

En cambio, de los guerreros libertarios sí tenemos sus nombres, sus éxitos y la historia de sus vidas. Hoy sabemos que en el siglo XIX las mexicanas pidieron y argumentaron en decenas de revistas el derecho al divorcio y el de ir a la escuela. Desde esa época asomaron las primeras defensoras por la vida de las mujeres, las primeras casas de refugio para las maltratadas y violentadas.

Ya había demandas por la libertad de nuestros cuerpos. Batalla inconclusa hasta hace muy poco. Pensamos que es reciente, que llegó con la Marea Verde, la iconoclasia y las marchas de las jovencitas. No sabíamos que en Yucatán, en 1922, las mujeres socialistas levantaron la bandera del aborto y la anticoncepción, en medio de asonadas y levantamientos, de asesinatos políticos como los de ahora, por los revolucionarios y por todo el país.

Ahí en Yucatán surgieron con su atrevimiento, sus reuniones clandestinas, donde leían un pequeño manual llamado La Brújula del Hogar, escrito por Margaret Sanger, que decía cómo evitar los embarazos. Manual traído al estado y traducido por Alma Reed, una joven periodista norteamericana.

Atrevimiento que fue reprimido políticamente. Para acallar críticas al partido de Estado, que acompañaban las demandas feministas se armó una enorme campaña a favor de la maternidad, fraguada por el entonces director de un diario, Rafael Aldúcin, y por el mismísimo secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, respectivamente. Bastaron discursos y manifiestos en contra, manipulación pura, para que “el pueblo” dijera, no a esas subversivas.

Tal fue el verdadero y perverso origen del 10 de mayo. Nada de todo esto lo hubiéramos sabido sin la investigación y el escrito verificado por la periodista Martha Acevedo. Ella, militante feminista, integrante del grupo Mujeres en Acción Solidaria, mostró la fuerza del poder para crear el mito de la madre abnegada. De esa manera se buscó negar su derecho a decidir, a no tener un hijo no deseado, a pedir una educación laica y derecho de reunión y manifestación.

Martha Acevedo, junto con otras feministas, en 1971, frente al Monumento a la Madre dejaron bien dicho que la maternidad no es el único destino de las mujeres. Estas feministas, organizadas en los años 70 en México contribuyeron al derecho al aborto.

Sin las “Marthas Acevedos” tampoco tendríamos hoy otras historias que nos fortalecen. Hoy, cuando Martha Acevedo partió al espacio sideral, a sus bien vividos 84 años, toca recordarla, agradecerle su investigación y militancia por la libertad de las mujeres. Por haber sido una de muchas que nos han narrado estas acciones, hazañas fantásticas.

Sus luchas llevaron al divorcio legalizado en 1915, a transitar sin permiso de padres o maridos; transformó el derecho al trabajo y a la educación, y, en todos los casos, estuvieron detrás mujeres feministas y libertarias.

Recuerdo que Martha Acevedo escribió un librito de frases del movimiento anarquista: “Ni dios, ni padre, ni marido”. Fue una rebelde, de voz gruesa e imperativa. Hoy sus contemporáneas la recuerdan y valoran tanto como a esa inmensa lista de historiadoras sin quienes no sabríamos que venimos de lejos. Veremos.

Periodista, editora de Género en la OEM y directora del portal informativo http://www//semmexico.mx

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