México, la querida nación de todos los que orgullosamente somos mexicanos, es más grande que cualquier situación; positiva o negativa, que debamos enfrentar. Solo baste recordar la unidad nacional y solidaridad social ante los devastadores desastres naturales que hemos enfrentado, un país que no descansa por los aciertos o desaciertos de gobiernos fallidos, malos gobernantes, politiqueros o malhechores que solo buscan destruir, el encono y división democrática que tanto nos ha costado. También, debo mencionar que, gracias a la participación ciudadana y al estado de derecho, nuestra querida patria ha logrado transitar políticamente en la alternancia del poder, donde los partidos que han tenido el privilegio de gobernar desde la Presidencia de la República, han llevado a cabo sus estrategias de política interna y externa, mismas que el tiempo y la historia juzgaran.
El aporte y actitud del Sector empresarial para nuestro querido país ha sido esencial en la economía nacional. La mayoría de las empresas mexicanas son pequeñas y medianas, pero, aun así, arriesgan su capital generando el 80% del empleo en nuestra nación. Por otro lado, las grandes empresas nacionales producen el 65% del PIB. El entorno actual ha dejado de manifiesto ciertos factores de inestabilidad en las estructuras organizacionales, que sugieren la necesidad de ajustar la operación y, en algunos casos, incluso la redefinición del modelo de negocio. En este sentido, transformar o reforzar capacidades en aspectos clave es una iniciativa fundamental para la mayoría de las empresas.
En la pandemia de coronavirus estábamos encerrados en nuestra casa, pero constantemente recibíamos llamadas de amigos y familiares para saber cómo estábamos, si necesitábamos algo. Es importante poner nuestra atención en lo bueno, en los detalles. No necesitamos hacer acciones heroicas que cambien al mundo, sólo tenderle la mano al caído, apoyar al solitario, hacer comunidad para arreglar un desperfecto en la colonia, juntarnos para ayudar a alguien que enfrenta una enfermedad costosa y que no tiene recursos.
Los mexicanos debemos priorizar y sustentar la cultura de la paz y de derecho humanos, que permita visualizarnos desde una perspectiva de dignidad y destino común, con respeto hacia los demás. Los derechos humanos son el eje alrededor del cual se puede materializar este cambio cultural que requiere nuestra sociedad. La vigencia y el respeto de los derechos inherentes a las personas, implica no solo sean exigibles, sino que cada persona los respete. Hago pues un llamado a autoridades y sociedad en general a trabajar en paz, en la seguridad pública, en la estabilidad económica y en la recuperación de la confianza.
Si cada uno de nosotros pone un granito de arena, y si lo hacemos brillar nos daremos cuenta del valor real de México y de los mexicanos, porque México es mucho más que sus problemas.