A finales de la década de los setenta, cuando China aún arrastraba el trauma de las sucesivas guerras y revoluciones, las autoridades comunistas decidieron dar un cambio profundo y duradero a la dirección del país. Su vasta demografía habilitaba a un potencial económico gigantesco, sin igual en el mundo. Pero por aquel entonces no existían las condiciones para explotarlo. China, a las puertas de los ochenta, representaba apenas el 1% del comercio global. Era un gigante con los pies de barro. Un monstruo poblacional, un enano económico. En los setenta dos países dominaban el comercio internacional, o lo que es lo mismo, lograban colocar más productos manufacturados en su territorio en el resto de países.
Hoy, los chinos ponen en alerta a todo el mundo, su desbordada avaricia y tramposa forma de negociar es de mañosos y mafias proteccionistas. En México, es impresionante como China se apodera de nuestro mercado, sin reciprocidad alguna, a la mala pues, están adquiriendo propiedades; edificios, bodegas, y grandes extensiones de tierra, en zonas exclusivas y costosas como, Polanco, Santa Fe, y, en casi todas las zonas comerciales y mas importantes del País y de la Ciudad de México. Al día de hoy, el Centro Histórico de la CDMX es prácticamente oriental. De forma clandestina, llegan y ofrecen a los propietarios el doble del valor de la propiedad, ya sea en renta o para compra, todo a través de prestanombres. Los dueños de los inmuebles corren a los mexicanos establecidos por décadas en esos lugares e incluso ofrecen dinero “por fuera” para que abandonen el lugar.
Aguas…Es imposible no ver lo que hacen los chinos en nuestra patria, el contrabando de sus productos de mala calidad está a la orden del día, no respetan las normas y mucho menos la Ley. En las madrugadas, todos los días, camiones de redilas y tráileres entran a la ciudad de México para descargar su mercancía fraudulenta, sin que la autoridad diga esta boca es mía. No pagan impuestos, corrompen a la autoridad, no pagan seguridad social a los trabajadores, son pues unos depredadores del comercio legal.
A pesar de la gran muralla tecnológica levantada por Washington que suponía un golpe directo a uno de los planes maestros de la segunda potencia mundial: fabricar localmente el 70% de los chips que utilicen todas sus industrias, estas medidas presumían un palo en las ruedas de cara a las ambiciones chinas en materia de inteligencia artificial, computación cuántica, telecomunicaciones o desarrollos militares en el medio y el largo plazo. Sin embargo, los asiáticos se bailaron a los gringos y, ahora, están muy preocupados por el conteo que tiene China por ejemplo con chips y antibióticos a nivel mundial.
Es decir, Estados Unidos cayó en la trampa orquestada por china en los 80s y 90s, con el dulce de mano de obra barata y llenando a EEUU de maquila. China aprendió y ahí están las consecuencias. Por ejemplo, hoy China produce el 80% de los antibióticos del mundo. O le cerramos la puerta a la invasión china o la revisión del T-MEC puede complicarse en serio. Al tiempo.