/ martes 8 de octubre de 2024

Opinión por Fernando Schütte Elguero / Diplomacia y equidad de género

Soy mexicano de muchas generaciones, en algunos casos hasta mis bisabuelos, tatarabuelos y chosnos. Uno de mis tatarabuelos fue el General Felipe B. Berriozabal, tres veces ministro de Guerra y Marina, dos con el presidente Juárez y murió siéndolo con el presidente Díaz; fue gobernador de 6 estados y ministro de Gobernación. Soy un hombre que ama a México y lo he demostrado, me siento orgulloso de la mezcla racial que existe en mi genética, pero soy también un ciudadano del mundo.

La relación entre México y España ha sido históricamente compleja, marcada por la conquista y la colonización, pero también por una interacción cultural, económica y política que ha evolucionado para bien a lo largo de los años. A pesar de ello, en el último sexenio, ha surgido una controversia particular sobre la exigencia de una disculpa de España a México por como se dio la conquista hace 500 años. Solicitud que resulta absurda y fuera de contexto. Para empezar tendríamos que exigir a los pueblos originarios que se disculparan entre sí, ya que traicionaron a sus vecinos a los que no se les puede decir compatriotas, ya que la Patria, no existía.

La conquista de México por parte de los españoles comenzó en 1519, cuando Hernán Cortés y su ejército, acompañados de grupos indígenas aliados, derrotaron a los Mexicas en Tenochtitlán. Este evento marcó el inicio de la colonización de lo que hoy conocemos como México, este proceso dio lugar a la imposición de la cultura y la religión sobre los pueblos indígenas que habitaban el territorio y debido a ello hoy nuestro mestizaje, da lugar a la identidad mexicana moderna.

En el mundo entero se generaron guerras y con ellas atrocidades, entendamos que así se vivía. Hoy las atrocidades son diferente, pero se siguen cometiendo, por ejemplo pretender dividir al pueblo entre los que reconocemos a España como la madre patria que dio orígen a lo que somos y los que prefieren seguir echando culpas y gritando: Viva México y mueran los gachupines.

Ya vivimos la división y confrotación entre chairos y fifís, donde de manera vergonzosa el pueblo se dividió para beneficio de un político, divide y vencerás…

Ahora además de seguir con los problemas diplomáticos, en lugar de dejarlos atrás e iniciar un gobierno con una actitud amistosa que permita mejores flujos económicos y culturales, tenemos otro y muy grave problema. Mancillando nuestro lenguaje surge nuevamente una orda de liberación femenina que atenta en contra de la mitad de la población. A mí me parece que la equidad entre hombres y mujeres debe de existir, que tenemos los mismo derechos y las mismas obligaciones, aunque haya quienes juzguen mi postura como anacrónica, por decir lo menos, creo que quienes más pierden en esta “batalla” son precisamente las mujeres. Entiendo que subyace un machismo que sigue generando deligualdades, pero entiendo también que sin quitarle derecho a la mujer, debió haberse contemplado como una consecuencia de dicha liberación, la manera en como la familia ha sido afectada. Hoy hombre y mujeres trabajan, los hijos siendo responsabilidad de ambos son educados por la televisión y las redes sociales. El modelo económico que acompaña estos cambios sociales, se apoyan en la ideología de mercado, para de manera aberrante influir en el pensamiento de las masas para beneficio de unos cuantos.

La actual exigencia de tolerancia, raya en la intolerancia, este es también una manera de dividir, incluso generacionalmente. Habemos quienes no estamos dispuestos a hablar mal nuestro idioma porque unos cuantos se sientan “afectados”, habemnos quienes pensamos que la pureza del leguaje (entendiendo que este es dinámico), permite un mejor pensamiento y con ello la verdadera inclusión.

La complejidad de nuestro idioma, hace que podamos expresarnos de manera inteligente, la lengua española es uno de los muchos y maravillosos legados de España. Yo no estoy de acuerdo con una diplomacia rijosa y tampoco con apoyar modelos de separación social, ahora por género, puedo estar de acuerdo en el respeto al derecho ajeno, en ese respeto que no solo con tolerancia, sino con empatía, genera la paz, la paz entre las personas y entre las naciones.

Opinión por Fernando Schütte Elguero

@FSchutte