/ domingo 6 de octubre de 2024

Opinión por Dr. Julio César Bonilla Gutiérrez / El poder de los datos y la inteligencia artificial (Segunda parte)

Uno de los principales problemas es la privacidad. En un mundo donde los datos son el nuevo oro, la protección de la información personal se ha convertido en una prioridad. La recopilación masiva de datos, tanto por parte de gobiernos como de empresas privadas, plantea serias preocupaciones sobre quién tiene acceso a nuestra información y cómo se utiliza. El riesgo de un Estado de vigilancia, donde cada movimiento, cada interacción, es monitoreada y analizada, es real y debe ser contrarrestado con una legislación sólida y un compromiso ético por parte de las entidades que manejan los datos.

Además, la IA presenta desafíos éticos complejos, por ejemplo, las decisiones tomadas por algoritmos no siempre son transparentes ni imparciales. Existen numerosos casos en los que la IA ha perpetuado o incluso exacerbado prejuicios existentes, ya sea en la contratación de personal, en la concesión de préstamos o en la aplicación de la ley. Esto se debe a que los algoritmos aprenden de los datos históricos, que a menudo reflejan desigualdades y sesgos sociales. Por lo tanto, es esencial desarrollar mecanismos para garantizar que la IA sea justa y equitativa, y que sus decisiones puedan ser auditadas y corregidas cuando sea necesario.

Otro desafío significativo es la brecha digital. No todas las personas tienen acceso a las mismas tecnologías o al mismo nivel de educación tecnológica, lo que puede agrandar las desigualdades sociales y económicas. Es fundamental que las políticas públicas se enfoquen en garantizar que las oportunidades que ofrece la IA y los datos estén disponibles para todos, y no sólo para una élite tecnológicamente privilegiada.

El poder de los datos y la inteligencia artificial es inmenso, y las posibilidades que nos ofrecen son vastas y emocionantes, desde avances científicos que desafían nuestras expectativas hasta transformaciones sociales que podrían mejorar la vida de millones, el horizonte que se abre ante nosotros está lleno de promesas. Sin embargo, debemos ser conscientes de los retos que acompañan estos desarrollos y estar preparados para enfrentarlos con inteligencia, ética y visión a largo plazo.

La IA y los datos pueden ser herramientas poderosas para el bien, pero sólo si se utilizan de manera responsable y equitativa. Este es el desafío de nuestra generación: garantizar que el poder de estas nuevas tecnologías se canalice hacia la creación de un futuro más justo, inclusivo y sostenible. Con un enfoque equilibrado y una vigilancia constante, podemos asegurarnos de que los avances tecnológicos no sólo beneficien a unos pocos, sino que se conviertan en una fuerza positiva para toda la humanidad.


Dr. Julio César Bonilla Gutiérrez, Comisionado Ciudadano del INFO CDMX y Académico de la UNAM.

Uno de los principales problemas es la privacidad. En un mundo donde los datos son el nuevo oro, la protección de la información personal se ha convertido en una prioridad. La recopilación masiva de datos, tanto por parte de gobiernos como de empresas privadas, plantea serias preocupaciones sobre quién tiene acceso a nuestra información y cómo se utiliza. El riesgo de un Estado de vigilancia, donde cada movimiento, cada interacción, es monitoreada y analizada, es real y debe ser contrarrestado con una legislación sólida y un compromiso ético por parte de las entidades que manejan los datos.

Además, la IA presenta desafíos éticos complejos, por ejemplo, las decisiones tomadas por algoritmos no siempre son transparentes ni imparciales. Existen numerosos casos en los que la IA ha perpetuado o incluso exacerbado prejuicios existentes, ya sea en la contratación de personal, en la concesión de préstamos o en la aplicación de la ley. Esto se debe a que los algoritmos aprenden de los datos históricos, que a menudo reflejan desigualdades y sesgos sociales. Por lo tanto, es esencial desarrollar mecanismos para garantizar que la IA sea justa y equitativa, y que sus decisiones puedan ser auditadas y corregidas cuando sea necesario.

Otro desafío significativo es la brecha digital. No todas las personas tienen acceso a las mismas tecnologías o al mismo nivel de educación tecnológica, lo que puede agrandar las desigualdades sociales y económicas. Es fundamental que las políticas públicas se enfoquen en garantizar que las oportunidades que ofrece la IA y los datos estén disponibles para todos, y no sólo para una élite tecnológicamente privilegiada.

El poder de los datos y la inteligencia artificial es inmenso, y las posibilidades que nos ofrecen son vastas y emocionantes, desde avances científicos que desafían nuestras expectativas hasta transformaciones sociales que podrían mejorar la vida de millones, el horizonte que se abre ante nosotros está lleno de promesas. Sin embargo, debemos ser conscientes de los retos que acompañan estos desarrollos y estar preparados para enfrentarlos con inteligencia, ética y visión a largo plazo.

La IA y los datos pueden ser herramientas poderosas para el bien, pero sólo si se utilizan de manera responsable y equitativa. Este es el desafío de nuestra generación: garantizar que el poder de estas nuevas tecnologías se canalice hacia la creación de un futuro más justo, inclusivo y sostenible. Con un enfoque equilibrado y una vigilancia constante, podemos asegurarnos de que los avances tecnológicos no sólo beneficien a unos pocos, sino que se conviertan en una fuerza positiva para toda la humanidad.


Dr. Julio César Bonilla Gutiérrez, Comisionado Ciudadano del INFO CDMX y Académico de la UNAM.