/ viernes 4 de octubre de 2024

Opinión por Dr. Julio César Bonilla Gutiérrez / El poder de los datos y la inteligencia artificial (Primera parte)

En la era contemporánea, una revolución silenciosa está transformando nuestra forma de entender el mundo: la convergencia entre los datos y la inteligencia artificial (IA). Lo que antes parecía ficción ahora es una realidad palpable, con el potencial de redefinir nuestras vidas, nuestras sociedades y nuestras aspiraciones como seres humanos; los datos y la IA, en conjunto, ofrecen posibilidades vastas y casi inimaginables, abriendo horizontes para el desarrollo de las ciencias y el avance social en formas que, hasta hace poco, apenas comenzábamos a vislumbrar. Sin embargo, junto a estas promesas emergen, también desafíos y problemas que debemos enfrentar con inteligencia y previsión, si queremos aprovechar al máximo estos avances sin sacrificar los valores fundamentales que nos definen como sociedad.

Por ejemplo, la IA (Inteligencia Artificial), ha demostrado ser una herramienta poderosa para el avance científico. Áreas como la medicina, la biología, la física, y la química se han beneficiado enormemente de las capacidades de la IA para analizar grandes volúmenes de datos y detectar patrones que, de otro modo, el ojo humano los pasaría por alto. En la medicina, por ejemplo, los algoritmos de aprendizaje automático están ayudando a los médicos a diagnosticar enfermedades con mayor precisión y a desarrollar tratamientos personalizados basados en las características genéticas individuales de sus pacientes. Un campo que se ha acelerado es la investigación sobre el cáncer, donde la IA puede analizar imágenes médicas y predecir la aparición de tumores con una precisión que desafía las mejores técnicas humanas.

En el ámbito de la física, los modelos de IA están ayudando a desentrañar los misterios del universo, desde la estructura interna de las estrellas hasta las propiedades de la materia oscura. Los científicos están utilizando IA para simular el comportamiento de partículas subatómicas en condiciones extremas, permitiendo experimentos virtuales que habrían sido imposibles hace sólo una década.

Estos ejemplos muestran que el poder de los datos y la IA no sólo está impulsando el progreso en áreas conocidas, sino que también está abriendo nuevas fronteras de conocimiento y comprensión, desafiando los límites de lo que consideramos posible.

Más allá de la ciencia, la IA y los datos también están generando profundas transformaciones en la estructura de nuestras sociedades. En la educación, por ejemplo, la IA permite ya la personalización del aprendizaje a una escala sin precedentes. El estudiantado puede ahora acceder a programas educativos adaptados a su ritmo y estilo de aprendizaje, lo que mejora los resultados académicos y reduce las tasas de abandono escolar.

En el ámbito laboral, la automatización y la IA están redefiniendo el concepto mismo de trabajo. Las tareas repetitivas y monótonas están siendo reemplazadas por máquinas, liberando a las personas para que se concentren en actividades más creativas y de mayor valor añadido. Esto no sólo tiene el potencial de aumentar la productividad, sino también de mejorar la calidad de vida al permitirnos dedicar más tiempo a nuestras pasiones e intereses.

En cuanto a la administración pública y el gobierno, la IA está transformando la forma en que se gestionan los recursos y se toman decisiones políticas. Los datos masivos permiten un análisis más preciso y eficiente de las necesidades sociales, lo que facilita la implementación de políticas públicas más efectivas. Además, la transparencia que la IA puede aportar al proceso de toma de decisiones podría reforzar la confianza en las instituciones públicas, un recurso cada vez más escaso en nuestras sociedades.

A pesar de los increíbles avances y oportunidades que la IA y los datos ofrecen, es crucial reconocer que no todos los desarrollos son inherentemente positivos. Existen desafíos significativos que deben ser abordados si queremos maximizar los beneficios de estas tecnologías.


Dr. Julio César Bonilla Gutiérrez, Comisionado Ciudadano del INFO CDMX y Académico de la UNAM.

En la era contemporánea, una revolución silenciosa está transformando nuestra forma de entender el mundo: la convergencia entre los datos y la inteligencia artificial (IA). Lo que antes parecía ficción ahora es una realidad palpable, con el potencial de redefinir nuestras vidas, nuestras sociedades y nuestras aspiraciones como seres humanos; los datos y la IA, en conjunto, ofrecen posibilidades vastas y casi inimaginables, abriendo horizontes para el desarrollo de las ciencias y el avance social en formas que, hasta hace poco, apenas comenzábamos a vislumbrar. Sin embargo, junto a estas promesas emergen, también desafíos y problemas que debemos enfrentar con inteligencia y previsión, si queremos aprovechar al máximo estos avances sin sacrificar los valores fundamentales que nos definen como sociedad.

Por ejemplo, la IA (Inteligencia Artificial), ha demostrado ser una herramienta poderosa para el avance científico. Áreas como la medicina, la biología, la física, y la química se han beneficiado enormemente de las capacidades de la IA para analizar grandes volúmenes de datos y detectar patrones que, de otro modo, el ojo humano los pasaría por alto. En la medicina, por ejemplo, los algoritmos de aprendizaje automático están ayudando a los médicos a diagnosticar enfermedades con mayor precisión y a desarrollar tratamientos personalizados basados en las características genéticas individuales de sus pacientes. Un campo que se ha acelerado es la investigación sobre el cáncer, donde la IA puede analizar imágenes médicas y predecir la aparición de tumores con una precisión que desafía las mejores técnicas humanas.

En el ámbito de la física, los modelos de IA están ayudando a desentrañar los misterios del universo, desde la estructura interna de las estrellas hasta las propiedades de la materia oscura. Los científicos están utilizando IA para simular el comportamiento de partículas subatómicas en condiciones extremas, permitiendo experimentos virtuales que habrían sido imposibles hace sólo una década.

Estos ejemplos muestran que el poder de los datos y la IA no sólo está impulsando el progreso en áreas conocidas, sino que también está abriendo nuevas fronteras de conocimiento y comprensión, desafiando los límites de lo que consideramos posible.

Más allá de la ciencia, la IA y los datos también están generando profundas transformaciones en la estructura de nuestras sociedades. En la educación, por ejemplo, la IA permite ya la personalización del aprendizaje a una escala sin precedentes. El estudiantado puede ahora acceder a programas educativos adaptados a su ritmo y estilo de aprendizaje, lo que mejora los resultados académicos y reduce las tasas de abandono escolar.

En el ámbito laboral, la automatización y la IA están redefiniendo el concepto mismo de trabajo. Las tareas repetitivas y monótonas están siendo reemplazadas por máquinas, liberando a las personas para que se concentren en actividades más creativas y de mayor valor añadido. Esto no sólo tiene el potencial de aumentar la productividad, sino también de mejorar la calidad de vida al permitirnos dedicar más tiempo a nuestras pasiones e intereses.

En cuanto a la administración pública y el gobierno, la IA está transformando la forma en que se gestionan los recursos y se toman decisiones políticas. Los datos masivos permiten un análisis más preciso y eficiente de las necesidades sociales, lo que facilita la implementación de políticas públicas más efectivas. Además, la transparencia que la IA puede aportar al proceso de toma de decisiones podría reforzar la confianza en las instituciones públicas, un recurso cada vez más escaso en nuestras sociedades.

A pesar de los increíbles avances y oportunidades que la IA y los datos ofrecen, es crucial reconocer que no todos los desarrollos son inherentemente positivos. Existen desafíos significativos que deben ser abordados si queremos maximizar los beneficios de estas tecnologías.


Dr. Julio César Bonilla Gutiérrez, Comisionado Ciudadano del INFO CDMX y Académico de la UNAM.