Por Marinieves García-Manzano
El desarrollo en el siglo XXI no podría explicarse sin los minerales, los recursos del subsuelo hacen posible nuestra forma de vida y el desarrollo de la tecnología. Y no me refiero a los recursos energéticos que obtenemos del petróleo y el gas únicamente, sino a todas aquellas cosas que utilizamos cotidianamente y que hacen nuestra vida más cómoda. Le invito a mirar a su alrededor: la taza en la que tomó café hoy, el vaso, los platos y los cubiertos provienen de una mina; el piso, las paredes y los vidrios de su casa también, y si mira con detenimiento sus muebles de madera, también encontrará clavos y herrajes provenientes de una mina. Sus tenis, la silla de su oficina y cualquier componente plástico que vea a su alrededor provienen de un campo petrolero. Incluso la ropa que está usando tiene un cierre o un botón que proviene de una mina, y si es de una mezcla de fibras sintéticas como el polyester viene de un campo petrolero. Pero nuestra dependencia de la tierra no termina ahí, probablemente hoy o mañana tenga que tomar alguna medicina que seguramente provenga de la industria petroquímica, o bien contenga minerales que se extraen en una mina.
Ahora que si usted es uno de los convencidos de que debemos de transitar hacia energías renovables para detener el calentamiento global, es importante que sepa que de acuerdo con el Informe de Sostenibilidad 2023 recientemente publicado por la Cámara Minera de México, la industria de la energía solar requerirá al menos 888 millones de onzas de plata en esta década, mineral del que somos el primer productor a nivel mundial. Los vehículos eléctricos, que contienen hasta seis veces más minerales que un vehículo de combustión, consumirán alrededor de 55 millones de onzas de plata anualmente.
Para construir un aerogenerador se necesita una tonelada de hormigón, 3 de aluminio, 2 de tierras raras y 4.7 de cobre, del que México ocupa el décimo lugar de producción a nivel mundial; sin contar otros minerales como el zinc, donde ocupamos el séptimo lugar de producción global, y el molibdeno del que somos el quinto productor del mundo.
Esto quiere decir que para cambiar la generación y consumo de energía proveniente de minerales combustibles como el gas y el petróleo por energías renovables en todo el mundo, es requisito indispensable apoyarnos en la minería mexicana.
Así es que, a no ser que queramos dejar de lado todos los avances de la ciencia y la tecnología de los que nos beneficiamos todos los días para regresar a la época de las cavernas, es indiscutible que requerimos tomar acciones para impulsar que la minería de nuestro país nos continúe abasteciendo responsable y sustentablemente de todos los benefactores que necesitamos en nuestra vida diaria, rodeados confortablemente como hasta ahora de productos provenientes de las entrañas de la madre tierra.
Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves