Sin duda amigo lector que la complicidad policíaca con grupos delincuenciales siempre va existir y nunca se va a terminar. Lo anterior quedó de manifiesto, después de que elementos del grupo de recuperación de autos robados de la FGJEM filtro información de Francisco “N”, mejor conocido en el bajo mundo del hampa como “El charal”, quien durante los interrogatorios a que fue sometido, antes de que fuera asesinado, dio nombres de policías y comandantes de la policía municipal y de la misma FGJEM, a quienes, según acuso, les pagaba un sueldo semanal por protección y para que le avisaran de los operativos que se realizaban para ubicarlo y detenerlo.
Y aquí la corporación policíaca que más nexos y acercamientos tenía con este sujeto, según su mismo testimonio, eran elementos y comandantes de la policía municipal de Naucalpan.
Según afirmación de varios elementos de dicha corporación policíaca que pidieron anonimato por posibles represalias, varios de sus compañeros y comandantes “visitaban” semanalmente al “Charal”, en su guarida de la colonia Colinas de San Mateo para cobrar su sueldo “por los servicios de protección” que le daban. Estos “sueldos”, dijeron variaba según el “rango”. A los elementos comunes y corrientes, “El charal”, les pagaba de entre 2 y 3 mil pesos a la semana.
A los comandantes de cinco a seis mil pesos y al Subdirector de la corporación de apellido Girón, hasta 20 mil pesos. Según los mismos informantes, la Dirección General de Seguridad Pública y Tránsito de Naucalpan es un verdadero asco porque la corrupción está a todo lo que da, al grado que comisarios, subdirectores y comandantes se enriquecen de la noche a la mañana. “Ganan” impresionantes cantidades de dinero y no precisamente por su trabajo de brindar seguridad a la ciudadana, para nada, sino por las extorsiones que cometen contra personas y automovilistas, por los entres que les exigen a sus elementos y lo más grave y preocupante por los nexos que tienen con grupos delincuenciales, a quienes brindan protección y permiten que hagan de las suyas a cambio de dinero, como lo dijo “El charal”, antes de ser asesinado, en el interior del penal de Barrientos, donde la Directora hasta el momento no ha podido explicar cómo un reo pueda estar armado y lo peor asesinar con toda impunidad a un recluso.
Se dice que “El charal” fue asesinado por encargo de policías y personas a las que estaba afectado con sus acusaciones. Y aquí la pregunta es cómo unos policías pueden ordenar desde el exterior una ejecución dentro del penal y que nadie del mismo penal desde los custodios hasta la misma Directora se hayan dado cuenta hasta que el “Charal” fue asesinado.
Aquí la pregunta es la Directora tendrá responsabilidad en este caso porque se supone que es la responsable de todo lo que pasa en el centro carcelario, pero parece que nadie la molesta, porque las actividades dentro de Barrientos siguen igual, aunque un interno haya sido asesinado y más como se dieron los hechos, cuando se dio un asesinato que según rumores de varios policías fue “por encargo”. Nos leemos el domingo.