Las empresas familiares, donde participan en las funciones de dirección padre, hijos, hermanos y nietos enfrentan una situación de total incertidumbre, al igual que otros grandes negocios, ante el avance de la pandemia del Covid-19.
Estamos hablando de casi un 80% de las micro, pequeñas y medianas empresas registradas por el INEGI, las cuales son de capital y administración familiar, lo que significa una amplia presencia de este tipo de empresas en el mercado de nuestro país.
Según los estándares, una empresa familiar es cuando uno o dos integrantes de la familia participan en una actividad económica común. Hay empresas de todo tipo, de tamaño y de distintos giros comerciales.
En esta ocasión solo me referiré a aquellos pequeños negocios que son el único sostén para una familia, no de los grandes corporativos, sino de aquellas pequeñas empresas que con sacrificio y trabajo se han consolidado, que con un mínimo presupuesto salieron adelante y que día a día subsisten ante la falta de suficientes créditos o apoyos económicos.
La pandemia del Covit-19 nos agarró a todos por sorpresa. La situación económica mundial no es nada optimista y a nivel nacional ya vivimos los altibajos. De acuerdo a una estimación del INEGI, el Producto Interno Bruto de México se contrajo 2.4 por ciento anual en los primeros tres meses de 2020.
Dicen los expertos que los mexicanos ya estamos resintiendo las consecuencias económicas: desempleo y cierres de empresas. Ante ello, el Gobierno Federal ha anunciado diversos programas para reactivar la economía, como otorgar créditos a la palabra a pequeños negocios familiares, cuyo monto es insuficiente para atender esta emergencia nacional.
Además, hay que considerar que lamentablemente una empresa familiar no sobrevive muchos años por la falta de estímulos y ahora con la pandemia su situación se agrava.
Es importante impulsar mayores apoyos económicos y hoy más que nunca invertir para el fomento a la creación de nuevas pequeñas y medianas empresas, ya que son generadoras de empleos. Pero sobre todo, apoyar aquellas familias que con sacrificio y trabajo han levantado sus negocios y que ahora con la crisis sanitaria ven perder su patrimonio y, por lo tanto, su sustento de vida.