Sin duda en México hay muchos tipos de Morales, unas relajadas, otras muy recatadas y algunas más muy liberales, esa pluralidad es necesaria para la vida, el problema es cuando lejos de ser plural, es impuesta, impuesta por la mayoría.
Esta semana vimos como algunas Morales se fueron sobre quien oso pintar al Caudillo Emiliano Zapata casi sin ropa, muy feminizado y con la moral muy relajada. Esto desató toda clase de críticas y hasta pleitos que solo se habían visto en otros polos, como en la política.
El palacio de bellas artes se convirtió en más que un recinto artístico cultural, en un campo de batalla, pues mientras grupos LGBTTTI se encontraban al interior disfrutando de la exposición, otros afuera intentaban entrar para luchar por la hombría del Caudillo.
Poco después los defensores de zapata entraron al recinto y como si se tratara de un Mercado arremetieron contra la comunidad que adentro se congregaba atentando contra la libertad, demostrando por mucho la falta de tolerancia en algunas cosas.
Esta falta d tolerancia solo se ha visto entre quienes son afines al primer mandatario Andrés Manuel López Obrador y quienes no comparten la ideología ni las opiniones favorables y son más críticos.
En ambos casos, las Morales son muy marcadas, pues no solo se habla de quien quiere tener la razón, sino quien tiene mayoría y en la mayoría no siempre radica la razón, por eso es que las multitudes no informadas son tan peligrosas.
Ya viene el fin de año, época en la que normalmente se acaban las rencillas, la época en la que se unen las familias y se olvidan de las malas cosas, sería buen momento para que afines y no al gobierno comiencen a unirse.
Lo que deben entender estas morales es que todos vivimos en un mismo México y querer que le vaya mal a alguien es querer que le vaya mal al país y pues así no se puede llegar a ningún lado.