Una vez más, son golpeados aquellos que han trabajado toda su vida con la esperanza de jubilarse o pensionarse en algún momento para gozar un salario en su vejez, contrario a los que nunca lo han hecho y tiene garantizada una cantidad mensual sin hacer nada.
Y no se trata de golpear a los que menos tienen, pero que no se olvide que parte del dinero que se suma a la gran bolsa de egresos anuales, también viene de los impuestos que pagan miles de trabajadores asalariados, quienes ahora verán reducida su pensión, gracias a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que limita las pensiones de 20 a 10 salarios mínimos, esto para los anteriores a 1997.
El primer golpe fue aumentar la edad en que un trabajador se puede pensionar, con lo que se espera mantener menos tiempo a un empleado cuando deja de trabajar. Qué gran esperanza la nuestra.
La solicitud vino del Ejecutivo federal y éste se fue directo a la SCJN, saltándose al Congreso de la Unión y con lo que se ahorra los miles de amparos.
No me gustan las especulaciones conspiracionistas, pero esto fue aprobado el pasado viernes 24 de enero, previo a un fin de semana, y en efecto poco se supo de ello.
Pese a todo, esto no ha pasado desapercibido para muchos, el conocer que el nuevo tope máximo para fijar el monto de pensión de vejez será ahora de diez veces el salario mínimo y no 20, como lo era antes.
La pregunta es: ¿Qué no la SCJN debe aplicar el principio pro-persona? Entonces por qué afectar a millones de mexicanos que han cumplido cabalmente con sus impuestos, han conservado sus empleos y sobre todo han sido productivos.
Aún hay muchas preguntas que deben ser respondidas, en tanto al país le hace falta una alternativa de pensiones apegada a la realidad, principalmente para quienes generaron recursos para este proceso, vía sus cotizaciones.
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