En agosto del 2022 la Agregaduría Militar y Aérea en la Embajada de México en Puerto Príncipe, alertó sobre el agravamiento de la crisis política que detonaría una crisis humanitaria catastrófica en Haití. Los informes detallaban el desastre que había significado la cooperación internacional en el país, y cómo la nación caribeña quedó atrapada en una escalada de violencia encabezada por bandas criminales armadas que el año pasado controlaban el 30 por ciento de la capital del país. Hoy dominan el 80 por ciento.
El informe del coronel de la Fuerza Aérea Mexicana José Jesús Meza Ortíz explicaba que la pobreza en Haití se había profundizado con una inflación de 29 por ciento, mientras los precios de algunos productos básicos como el arroz se habían cuadruplicado, la escasez de gasolina era común y cuando había se cotizaba casi en cuatro dólares el litro. Cuellos de botella que afectaban el comercio internacional lo que elevaba más los precios de los productos básicos como el petróleo y el trigo, y un aumento en la inflación en sus dos principales socios Estados Unidos y República Dominicana, abonaban a la emergencia social.
De forma invariable el crecimiento de la migración del país trasladaría la crisis a otras naciones, como México, donde ciudadanos haitianos son mayoría en los solicitantes de permisos de tránsito y peticiones de refugio, de acuerdo a datos oficiales.
Documentos de las agregadurías militares mexicanas en las Embajadas en Honduras y Guatemala, obtenidos en el hackeo de correos electrónicos a la Defensa Nacional por el colectivo Guacamaya, alertaban sobre el crecimiento de caravanas migratorias en estos países donde se infiltran ciudadanos de otras nacionalidades. Este crecimiento pondría en serios problemas a las estaciones migratorias de Tapachula, Chiapas y Tenosique, Tabasco. El escenario de crisis estaba anunciado desde el año pasado, y se cumplió esta semana cuando un contingente de ciudadanos haitianos ingresó por la fuerza a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en Tapachula, para solicitar celeridad en sus peticiones de ayuda.
La prensa internacional ha documentado en el último año cómo ha crecido el tráfico de ciudadanos venezolanos, brasileños, hindúes y de otros países asiáticos por el paso selvático del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia. Estas riadas se dirigen a la frontera norte entre México y Estados Unidos, y buena parte de ellos nutren las caravanas que esta semana paralizaron el servicio ferroviario de transporte de carga en distintas ciudades de las regiones centro, sur, centro y norte del país.
El paro de 60 trenes en distintas rutas que pasan por Torreón, Irapuato, Aguascalientes, Chihuahua y Ciudad Juárez se debió a que más de cuatro mil migrantes viajaban trepados en los vagones en dirección a la frontera norte. La suspensión afectó el abasto de mercancías y las cadenas logísticas de distintos ámbitos de la economía del país con pérdidas millonarias.
El paro visibilizó de otra forma la crisis que en este sexenio se ha agudizado por la falta de iniciativa del gobierno mexicano para liderar en la región un programa que atienda los orígenes del problema. Haití es el mejor ejemplo de cómo los informes pasan de largo a quienes toman decisiones.
@velediaz424