/ domingo 10 de octubre de 2021

El llamado enérgico

En la capital del país el semáforo epidemiológico aún continúa en amarillo, sin embargo, el llamado constante al regreso a clases aun es un desconcierto para miles si no es que millones de padres de familia que aún no cuentan con la certeza de que enviarlos a la escuela sea la mejor opción; sin contar que, a nivel superior, las universidades públicas aún se resisten a volver y exponer a su matrícula.

Si, de acuerdo a las estadísticas del gobierno capitalino, el nivel de contagios y hospitalizaciones ha bajado considerablemente desde el inicio de la tercera ola hasta esta semana, sin embargo, no cambió el semáforo para prevenir que los datos se disparen y por supuesto, las cifras se mantengan a la baja. Pese a eso, las calles lucen como si el verde fuera el color dominante.

Pese a que no existe a ciencia cierta la manera de asegurar a nadie que la pandemia terminó y que aún no pudiéramos decir que estamos salvados, hay quien ya sale a la calle con total normalidad, se pasea incluso sin cubrebocas, y sigue, después de casi dos años, negando la existencia del virus. Lo que aun complica las estadísticas.

Para estas alturas de la pandemia, muchos ya perdimos a familiares o amigos cercanos, muchos más ya nos contagiamos y la estamos contando y muchos otros también ya vivieron de cerca la enfermedad y aun así, los cuidados se han relajado tanto que no se descartaría que después de las vacaciones decembrinas, viniera una cuarta ola.

En efecto, la vacunación, al menos en la capital del país, ha avanzado muchísimo, sin embargo, eso no significa que se haya erradicado el virus, pues sabemos que la inoculación únicamente reduce los riesgos de contraer una enfermedad grave, pero eso no nos exime de contagiarnos, incluso una segunda o tercera vez.

Aun con todos estos datos, el llamado desde la presidencia es el volver a clases cuanto antes, como sea y a la voz de ya, hay incluso acusaciones de mafias que dominan las universidades cuando en la mayoría de los casos es el mismo miedo de quienes asisten, como docentes, alumnos y personal administrativo, a literalmente, dejar la vida por el trabajo.

Pese a todo esto, el llamado es a volver y no tanto por el interés por la educación, sino por la severa crisis económica que ya se está resintiendo y de la que difícilmente saldremos los mexicanos en un par de meses, pudiera costar años y mientras más tardemos en iniciar, más tardaremos en recuperarnos.


En la capital del país el semáforo epidemiológico aún continúa en amarillo, sin embargo, el llamado constante al regreso a clases aun es un desconcierto para miles si no es que millones de padres de familia que aún no cuentan con la certeza de que enviarlos a la escuela sea la mejor opción; sin contar que, a nivel superior, las universidades públicas aún se resisten a volver y exponer a su matrícula.

Si, de acuerdo a las estadísticas del gobierno capitalino, el nivel de contagios y hospitalizaciones ha bajado considerablemente desde el inicio de la tercera ola hasta esta semana, sin embargo, no cambió el semáforo para prevenir que los datos se disparen y por supuesto, las cifras se mantengan a la baja. Pese a eso, las calles lucen como si el verde fuera el color dominante.

Pese a que no existe a ciencia cierta la manera de asegurar a nadie que la pandemia terminó y que aún no pudiéramos decir que estamos salvados, hay quien ya sale a la calle con total normalidad, se pasea incluso sin cubrebocas, y sigue, después de casi dos años, negando la existencia del virus. Lo que aun complica las estadísticas.

Para estas alturas de la pandemia, muchos ya perdimos a familiares o amigos cercanos, muchos más ya nos contagiamos y la estamos contando y muchos otros también ya vivieron de cerca la enfermedad y aun así, los cuidados se han relajado tanto que no se descartaría que después de las vacaciones decembrinas, viniera una cuarta ola.

En efecto, la vacunación, al menos en la capital del país, ha avanzado muchísimo, sin embargo, eso no significa que se haya erradicado el virus, pues sabemos que la inoculación únicamente reduce los riesgos de contraer una enfermedad grave, pero eso no nos exime de contagiarnos, incluso una segunda o tercera vez.

Aun con todos estos datos, el llamado desde la presidencia es el volver a clases cuanto antes, como sea y a la voz de ya, hay incluso acusaciones de mafias que dominan las universidades cuando en la mayoría de los casos es el mismo miedo de quienes asisten, como docentes, alumnos y personal administrativo, a literalmente, dejar la vida por el trabajo.

Pese a todo esto, el llamado es a volver y no tanto por el interés por la educación, sino por la severa crisis económica que ya se está resintiendo y de la que difícilmente saldremos los mexicanos en un par de meses, pudiera costar años y mientras más tardemos en iniciar, más tardaremos en recuperarnos.


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