/ domingo 27 de octubre de 2019

Crónicas en Egipto

El día de la primera presentación llegó; el clima fue benévolo con nosotros pues el termostato no pasa de los 28 grados centígrados, y en punto de las once de la mañana la camioneta del Ministerio de Cultura de Egipto llega para trasladarnos a Alejandría.

Por la carretera es posible ver a lo lejos las Pirámides de Giza, antes de llegar a ver sólo dunas y una que otra mezquita por el camino. Son tres horas de recorrido hasta llegar al legendario puerto donde alguna vez estuvieron tanto el Faro de Alejandría -una de las siete maravillas del mundo antiguo- como la Biblioteca Real que desapareció entre los siglos III y IV de nuestra era, sin embargo, la nueva biblioteca edificada hace poco más de treinta años hoy sigue ampliando su acervo con las donaciones que año tras año le llegan de todas latitudes del orbe.

Llegamos al fin y después de hacer las pruebas de sonido el personal de esta institución nos da un breve recorrido guiado relatando paso a paso las distintas áreas que forman parte de la biblioteca. Puntual, a las siete de la noche, comienza la función con Rodrigo de la Cadena al piano y Armando Miranda en la percusión. El público que se congrega aquí es tan diverso que es pertinente hacer notar la presencia de estudiantes del idioma español, visitantes del viejo continente y locales curiosos presencian el concierto.

Antes de su comienzo se da un mensaje de agradecimiento a los presentes de parte de la Asociación Amigos de la Biblioteca Alejandrina; una breve semblanza de Rodrigo de la Cadena a quien sus tantos logros le hacen merecedor de todos los elogios del respetable, y más cuando comienza hacer gala de su virtuosismo al piano, interpretando las más relucientes y conocidas joyas del cancionero romántico de las Américas; en esta velada adelanta dos piezas de la suite de Medio Oriente; “Esclava” y “Tánger”, que son aplaudidas fervorosamente.

Tornamos a la capital egipcia, hoy, 24 de Octubre se estrenó dicha suite en la Ópera del Cairo, el magnífico y más formidable recinto el cual abrió sus puertas a las ocho de la noche, distinguidas las presencias de la Sra. Gloria Pérez Del Valle, importante gestora de dicho evento desde la Asociación de Amigos de la Biblioteca Alejandrina este; el excelentísimo embajador de México en Egipto, Octavio Tripp, así como diversos miembros del Ministerio de Cultura egipcio. Comenzó entonces el recital con la primera pieza de la Suite de Medio Oriente: Casablanca, inspirada en tierras marroquíes; Tánger, Arabia y Esclava completan esta fantasía musical que dibuja entre dunas, palacios, serrallos y amaneceres su visión sobre el mundo árabe.

La reacción del respetable fue de asombro y admiración; clamor que se azuzó al ser entonadas piezas del romanticismo mexicano tan ancladas en el sentir humano como Júrame de María Grever, Solamente una vez del músico poeta de Tlacotalpan, Agustín Lara, Quién será de Luis Demetrio y Pablo Beltrán Ruiz, entre otras melodías que antecedieron al gran final, El Triste de Roberto Cantoral, momento que me remitió al calor de los aplausos del teatro ferrocarrilero en 1970 cuando su consagrado intérprete, José José, la entonó en el Festival de la Canción Latina; una cascada de vivas y bravos cimbró el auditorio de la Ópera del Cairo. Así pues, Rodrigo de la Cadena cierra una exitosa empresa, la de llevar al bolero y especialmente la obra de Lara a los lugares que le inspiraron. ¡Viva Lara, Viva México y Viva Rodrigo!