/ martes 18 de junio de 2024

Sequía en México pone en riesgo a todos los ecosistemas: investigador de la UNAM

Gustavo Mercado Mancera, experto de la FES Iztacala dio su punto de vista sobre la sequía en nuestro país

La desertificación y la sequía son problemas agudos en México ya que han generado pobreza, y afectan especialmente a los grupos vulnerables, sobre todo en zonas rurales, además de una pérdida de tradiciones culturales, por lo que es necesario tomar conciencia sobre ellos y emprender acciones claras para preservar la salud de los suelos, alertó el experto de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, Gustavo Mercado Mancera.

El investigador señaló: “hoy nos damos cuenta que no solamente los ecosistemas áridos están en peligro, sino que también sufren un proceso de desertificación las selvas, los bosques templados y otros ambientes en México”.

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A pesar de que en la legislación existen pronunciamientos para el cuidado y conservación del medio, seguimos avasallando los recursos naturales, generando las causas de la degradación del suelo”, indicó

El académico comentó que cuando se habla de estas cuestiones con los tomadores de decisiones, a los funcionarios en turno –ya sea a nivel federal, estatal o municipal– “les gusta más hablar de sequía, porque brindan apoyos en una temporada; sin embargo, debemos considerar que en más del 40 % del país tenemos aridez y semiaridez, y ésa es una condición permanente”, indicó.

En el marco del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 1994, que se celebra el 17 de junio, el especialista en manejo y preservación de los recursos naturales detalló que el principal problema es que a través de los años la población en general ha creído que no es un asunto tan grave y por lo mismo no lo tiene bien conceptualizado.

Actividad humana genera más sequías

Asimismo, el profesor de agrometeorología subrayó que las actividades humanas han generado que estos fenómenos se vayan exacerbando, causando miles de muertes en el mundo por desastres naturales relacionados con la falta de agua y la migración. Por ejemplo, durante la sequía del periodo 2010-2011 más de 70,000 cabezas de ganado en la nación se murieron porque no había agua, y mucha gente emigró a Estados Unidos.

Incluso las tierras áridas –caracterizadas por ser sitios de baja de precipitación pero con una gran biodiversidad de flora y fauna– también sufren problemas de desertificación debido al sobrepastoreo y la erosión del suelo, además de las sequías que se han prolongado.

En el estudio publicado en la Gaceta de la UNAM refirió que los últimos 50 años se ha acelerado el efecto de este cambio climático y, más allá de la degradación de los terrenos, el problema es que hay una pérdida de la productividad y de la estructura biológica del suelo original. Este proceso puede ser irreversible, alertó.

“Lamentablemente es como en el caso del agua, nos piden: ¡cuídala!, dúchate rápido, no la desperdicies, reutiliza la de la lavadora, pero hay empresas que la siguen extrayendo sin parar y nadie les dice nada. De hecho, existen varias comunidades cercanas a esas organizaciones donde tienen agotamiento de sus acuíferos, y entonces este problema también se torna político”, resaltó Mercado.

Los procesos de degradación y desertificación llevan tiempo, y una muestra de ello es la temperatura, y como ejemplo puso la estación meteorológica de la FES Cuautitlán, que hacia 1998 registró su temperatura máxima de 34 grados Celsius, pero este año “hemos cursado 6 días con temperaturas arriba de 34.0, el pasado 11 de mayo llegamos a 34.7 grados Celsius y el 25 del mismo mes se alcanzaron los 35.6.

Esto agudiza los problemas de sequía que tenemos de forma natural en esta temporada, y si ahora sumamos una alta evaporación, pérdida de agua, la sobreexplotación de los acuíferos, encontramos presas en embalses de agua secos o con capacidades muy menores del 30 %; de hecho, el sistema Cutzamala está debajo del 50 % de su capacidad.

El experto afirmó que no es posible hablar de este tema sin asociarlo a la tala, la deforestación, la generación de incendios o quema de las tierras para el siguiente ciclo de cultivo, lo cual está mal porque ahí se degrada la fertilidad del suelo y esa es otra causa de la desertificación, porque se elimina la materia orgánica y la microflora benéfica en el suelo se pierde.

Mencionó que un problema causante de la desertificación es el cambio de uso del suelo, pues la mancha urbana sigue creciendo, en parte, porque la gente se mueve de las zonas rurales a las urbanas.

Otro gran conflicto generado es la pérdida de cultura en las comunidades rurales, porque los muchachos se van, salen a buscar otras oportunidades y pierden las ganas de regresar al campo.

ONU: cada año se degradan cien millones de héctareas de tierra; repercutirá en seguridad alimentaria

Cada año se degradan cien millones de hectáreas de tierra, una superficie del tamaño de Egipto. Tenemos que detener la degradación de la tierra, pero también tenemos que restaurar 1,500 millones de hectáreas, señaló el secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación, Ibrahim Thiaw.

El funcionario internacional resaltó que la desertificación está ocurriendo tanto a nivel local como mundial y las repercusiones son enormes en términos de seguridad y soberanía alimentaria.

Igualmente provoca migraciones forzosas. Si la gente ya no puede producir alimentos en su tierra, emigrará. Como hemos visto, por ejemplo, en el Sahel o en Haití, puede tener graves consecuencias para la seguridad mundial. Cuando la gente pelea por el acceso a la tierra y al agua, se generan más conflictos, apuntó.

Se calcula que hasta el 50% del PIB mundial podría perderse de aquí a 2050 debido a los problemas de la agricultura y la producción de alimentos, a menos que abordemos la cuestión de la pérdida de tierras y la desertificación.

Para lograrlo se tienen que mejorar las técnicas de agricultura, reducir el impacto que estamos teniendo sobre la tierra en términos de extracción de minerales y otras industrias extractivas. También es importante que reduzcamos la presión en términos de actividades humanas en algunas partes del mundo para diversificar la economía y crear más oportunidades de generar ingresos, señaló Ibrahim Thiaw.

Restaurar las tierras degradadas no es una actividad cara de emprender, pero es absolutamente esencial para proporcionar más seguridad alimentaria y reducir los conflictos. Cada dólar invertido en la restauración de tierras puede generar hasta 30 dólares en beneficios económicos, por lo que la inversión en actividades de restauración es bastante rentable desde el punto de vista económico.

Ibrahim Thiaw, hizo hincapié que la pérdida de tierras se está produciendo en todo el mundo y la degradación del suelo afecta tanto a las tierras áridas como a las menos áridas.

Pero en lo que respecta a las tierras áridas y la desertificación, se calcula que el 45% de la superficie terrestre está afectada por la desertificación. Quizá sea más llamativo decir que 3,200 millones de personas, es decir, un tercio de la población mundial, se ven afectadas por ella.

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La desertificación y la sequía son problemas agudos en México ya que han generado pobreza, y afectan especialmente a los grupos vulnerables, sobre todo en zonas rurales, además de una pérdida de tradiciones culturales, por lo que es necesario tomar conciencia sobre ellos y emprender acciones claras para preservar la salud de los suelos, alertó el experto de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, Gustavo Mercado Mancera.

El investigador señaló: “hoy nos damos cuenta que no solamente los ecosistemas áridos están en peligro, sino que también sufren un proceso de desertificación las selvas, los bosques templados y otros ambientes en México”.

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A pesar de que en la legislación existen pronunciamientos para el cuidado y conservación del medio, seguimos avasallando los recursos naturales, generando las causas de la degradación del suelo”, indicó

El académico comentó que cuando se habla de estas cuestiones con los tomadores de decisiones, a los funcionarios en turno –ya sea a nivel federal, estatal o municipal– “les gusta más hablar de sequía, porque brindan apoyos en una temporada; sin embargo, debemos considerar que en más del 40 % del país tenemos aridez y semiaridez, y ésa es una condición permanente”, indicó.

En el marco del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas desde 1994, que se celebra el 17 de junio, el especialista en manejo y preservación de los recursos naturales detalló que el principal problema es que a través de los años la población en general ha creído que no es un asunto tan grave y por lo mismo no lo tiene bien conceptualizado.

Actividad humana genera más sequías

Asimismo, el profesor de agrometeorología subrayó que las actividades humanas han generado que estos fenómenos se vayan exacerbando, causando miles de muertes en el mundo por desastres naturales relacionados con la falta de agua y la migración. Por ejemplo, durante la sequía del periodo 2010-2011 más de 70,000 cabezas de ganado en la nación se murieron porque no había agua, y mucha gente emigró a Estados Unidos.

Incluso las tierras áridas –caracterizadas por ser sitios de baja de precipitación pero con una gran biodiversidad de flora y fauna– también sufren problemas de desertificación debido al sobrepastoreo y la erosión del suelo, además de las sequías que se han prolongado.

En el estudio publicado en la Gaceta de la UNAM refirió que los últimos 50 años se ha acelerado el efecto de este cambio climático y, más allá de la degradación de los terrenos, el problema es que hay una pérdida de la productividad y de la estructura biológica del suelo original. Este proceso puede ser irreversible, alertó.

“Lamentablemente es como en el caso del agua, nos piden: ¡cuídala!, dúchate rápido, no la desperdicies, reutiliza la de la lavadora, pero hay empresas que la siguen extrayendo sin parar y nadie les dice nada. De hecho, existen varias comunidades cercanas a esas organizaciones donde tienen agotamiento de sus acuíferos, y entonces este problema también se torna político”, resaltó Mercado.

Los procesos de degradación y desertificación llevan tiempo, y una muestra de ello es la temperatura, y como ejemplo puso la estación meteorológica de la FES Cuautitlán, que hacia 1998 registró su temperatura máxima de 34 grados Celsius, pero este año “hemos cursado 6 días con temperaturas arriba de 34.0, el pasado 11 de mayo llegamos a 34.7 grados Celsius y el 25 del mismo mes se alcanzaron los 35.6.

Esto agudiza los problemas de sequía que tenemos de forma natural en esta temporada, y si ahora sumamos una alta evaporación, pérdida de agua, la sobreexplotación de los acuíferos, encontramos presas en embalses de agua secos o con capacidades muy menores del 30 %; de hecho, el sistema Cutzamala está debajo del 50 % de su capacidad.

El experto afirmó que no es posible hablar de este tema sin asociarlo a la tala, la deforestación, la generación de incendios o quema de las tierras para el siguiente ciclo de cultivo, lo cual está mal porque ahí se degrada la fertilidad del suelo y esa es otra causa de la desertificación, porque se elimina la materia orgánica y la microflora benéfica en el suelo se pierde.

Mencionó que un problema causante de la desertificación es el cambio de uso del suelo, pues la mancha urbana sigue creciendo, en parte, porque la gente se mueve de las zonas rurales a las urbanas.

Otro gran conflicto generado es la pérdida de cultura en las comunidades rurales, porque los muchachos se van, salen a buscar otras oportunidades y pierden las ganas de regresar al campo.

ONU: cada año se degradan cien millones de héctareas de tierra; repercutirá en seguridad alimentaria

Cada año se degradan cien millones de hectáreas de tierra, una superficie del tamaño de Egipto. Tenemos que detener la degradación de la tierra, pero también tenemos que restaurar 1,500 millones de hectáreas, señaló el secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación, Ibrahim Thiaw.

El funcionario internacional resaltó que la desertificación está ocurriendo tanto a nivel local como mundial y las repercusiones son enormes en términos de seguridad y soberanía alimentaria.

Igualmente provoca migraciones forzosas. Si la gente ya no puede producir alimentos en su tierra, emigrará. Como hemos visto, por ejemplo, en el Sahel o en Haití, puede tener graves consecuencias para la seguridad mundial. Cuando la gente pelea por el acceso a la tierra y al agua, se generan más conflictos, apuntó.

Se calcula que hasta el 50% del PIB mundial podría perderse de aquí a 2050 debido a los problemas de la agricultura y la producción de alimentos, a menos que abordemos la cuestión de la pérdida de tierras y la desertificación.

Para lograrlo se tienen que mejorar las técnicas de agricultura, reducir el impacto que estamos teniendo sobre la tierra en términos de extracción de minerales y otras industrias extractivas. También es importante que reduzcamos la presión en términos de actividades humanas en algunas partes del mundo para diversificar la economía y crear más oportunidades de generar ingresos, señaló Ibrahim Thiaw.

Restaurar las tierras degradadas no es una actividad cara de emprender, pero es absolutamente esencial para proporcionar más seguridad alimentaria y reducir los conflictos. Cada dólar invertido en la restauración de tierras puede generar hasta 30 dólares en beneficios económicos, por lo que la inversión en actividades de restauración es bastante rentable desde el punto de vista económico.

Ibrahim Thiaw, hizo hincapié que la pérdida de tierras se está produciendo en todo el mundo y la degradación del suelo afecta tanto a las tierras áridas como a las menos áridas.

Pero en lo que respecta a las tierras áridas y la desertificación, se calcula que el 45% de la superficie terrestre está afectada por la desertificación. Quizá sea más llamativo decir que 3,200 millones de personas, es decir, un tercio de la población mundial, se ven afectadas por ella.

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