/ martes 3 de septiembre de 2024

Opinión Fernando Schütte Elguero / Final del Sexenio, inseguridad, pública, jurídica y financiera

El final de un sexenio en México suele ser un periodo de incertidumbre política y social, ahoora acentuado cuando se habla de temas sensibles como la inseguridad, la concentración del poder en el poder legislativo, las reformas judiciales en curso y los problemas económicos como la devaluación del peso. A medida que el país se aproxima al cierre del actual mandato presidencial, es crucial entender cómo estos factores se entrelazan y qué implicaciones tienen para el futuro de la nación.

La inseguridad sigue siendo uno de los mayores retos para México. Los niveles de violencia no han disminuido significativamente a lo largo del sexenio, y esto genera desconfianza y miedo en la población. El gobierno en turno, a pesar de promesas y esfuerzos en materia de seguridad, no ha logrado reducir los índices de homicidios, desapariciones y crímenesde diversa índole de manera sostenida.

Los altos niveles de inseguridad también están relacionados con la impunidad que prevalece en el país. A pesar de algunas reformas en el sistema de justicia, la percepción general es que la mayoría de las veces el crimen queda sin castigo. Esta percepción erosiona la confianza en las instituciones, lo que resulta en un círculo vicioso donde la falta de confianza lleva a menor cooperación con las autoridades, y a su vez, a mayores niveles de impunidad.

Un factor clave que influye en la política de seguridad es la mayoría absoluta que detenta el partido en el poder en el Congreso. Esta mayoría le ha permitido aprobar reformas y decisiones legislativas sin la necesidad de forjar amplios consensos con la oposición. Si bien una mayoría así podría ser vista como una herramienta para realizar cambios profundos y necesarios, también plantea el riesgo de una gobernanza que no necesariamente refleja la pluralidad de opiniones y necesidades de un país tan diverso como México, es decir que la representación de la sociedad, ha sido vulnerada.

En términos de seguridad, esta concentración de poder podría significar la implementación de políticas de seguridad que no sean lo suficientemente inclusivas o que no tomen en cuenta las recomendaciones de expertos y la sociedad civil. Esto puede dar lugar a una estrategia de seguridad unilateral que no aborde de manera efectiva los problemas complejos y multifacéticos de la violencia y la criminalidad en el país,

La reforma judicial, que ha sido uno de los temas más debatidos durante el sexenio, juega un papel crucial en la forma en que se aborda la inseguridad. Una reforma bien implementada podría fortalecer el sistema de justicia penal, reducir la impunidad y mejorar la confianza pública en las instituciones judiciales. Sin embargo, las preocupaciones sobre el alcance y la implementación de estas reformas también son significativas.

La mayoría absoluta en el Congreso ha permitido al partido en el poder promover reformas judiciales que podrían cambiar drásticamente el panorama legal en México. Si bien algunas de estas reformas se presentan como necesarias para modernizar el sistema de justicia el mayor temor es la concentración del poder y un empeoramiento de la inseguridad.

La economía también juega un papel importante en la seguridad de un país. La devaluación del peso mexicano frente al dólar y otras monedas puede tener profundas implicaciones en la seguridad y el bienestar social. Una moneda más débil significa un mayor costo de los bienes importados, lo que a su vez puede desencadenar inflación y una pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos.

Históricamente, los periodos de crisis económica y devaluación monetaria han estado asociados con un aumento en los niveles de criminalidad, ya que la pobreza y la falta de oportunidades pueden llevar a más personas hacia actividades ilícitas. Además, un peso devaluado limitará la capacidad del gobierno para financiar políticas sociales y de seguridad efectivas, ya que puede llevar a recortes presupuestarios en sectores clave como la seguridad pública, la justicia y los programas sociales.

El final del sexenio en México se presenta con una serie de retos interconectados que van desde la inseguridad hasta cuestiones económicas y políticas. La mayoría absoluta en el poder legislativo, la implementación de una reforma judicial y la devaluación del peso son factores que, combinados, pueden influir en la estabilidad y la seguridad del país. La clave estará en cómo se manejen estos factores y en la capacidad del gobierno y las instituciones de actuar con responsabilidad, transparencia y en busca del consenso necesario para enfrentar los complejos problemas que encara México.

@FSchutte

El final de un sexenio en México suele ser un periodo de incertidumbre política y social, ahoora acentuado cuando se habla de temas sensibles como la inseguridad, la concentración del poder en el poder legislativo, las reformas judiciales en curso y los problemas económicos como la devaluación del peso. A medida que el país se aproxima al cierre del actual mandato presidencial, es crucial entender cómo estos factores se entrelazan y qué implicaciones tienen para el futuro de la nación.

La inseguridad sigue siendo uno de los mayores retos para México. Los niveles de violencia no han disminuido significativamente a lo largo del sexenio, y esto genera desconfianza y miedo en la población. El gobierno en turno, a pesar de promesas y esfuerzos en materia de seguridad, no ha logrado reducir los índices de homicidios, desapariciones y crímenesde diversa índole de manera sostenida.

Los altos niveles de inseguridad también están relacionados con la impunidad que prevalece en el país. A pesar de algunas reformas en el sistema de justicia, la percepción general es que la mayoría de las veces el crimen queda sin castigo. Esta percepción erosiona la confianza en las instituciones, lo que resulta en un círculo vicioso donde la falta de confianza lleva a menor cooperación con las autoridades, y a su vez, a mayores niveles de impunidad.

Un factor clave que influye en la política de seguridad es la mayoría absoluta que detenta el partido en el poder en el Congreso. Esta mayoría le ha permitido aprobar reformas y decisiones legislativas sin la necesidad de forjar amplios consensos con la oposición. Si bien una mayoría así podría ser vista como una herramienta para realizar cambios profundos y necesarios, también plantea el riesgo de una gobernanza que no necesariamente refleja la pluralidad de opiniones y necesidades de un país tan diverso como México, es decir que la representación de la sociedad, ha sido vulnerada.

En términos de seguridad, esta concentración de poder podría significar la implementación de políticas de seguridad que no sean lo suficientemente inclusivas o que no tomen en cuenta las recomendaciones de expertos y la sociedad civil. Esto puede dar lugar a una estrategia de seguridad unilateral que no aborde de manera efectiva los problemas complejos y multifacéticos de la violencia y la criminalidad en el país,

La reforma judicial, que ha sido uno de los temas más debatidos durante el sexenio, juega un papel crucial en la forma en que se aborda la inseguridad. Una reforma bien implementada podría fortalecer el sistema de justicia penal, reducir la impunidad y mejorar la confianza pública en las instituciones judiciales. Sin embargo, las preocupaciones sobre el alcance y la implementación de estas reformas también son significativas.

La mayoría absoluta en el Congreso ha permitido al partido en el poder promover reformas judiciales que podrían cambiar drásticamente el panorama legal en México. Si bien algunas de estas reformas se presentan como necesarias para modernizar el sistema de justicia el mayor temor es la concentración del poder y un empeoramiento de la inseguridad.

La economía también juega un papel importante en la seguridad de un país. La devaluación del peso mexicano frente al dólar y otras monedas puede tener profundas implicaciones en la seguridad y el bienestar social. Una moneda más débil significa un mayor costo de los bienes importados, lo que a su vez puede desencadenar inflación y una pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos.

Históricamente, los periodos de crisis económica y devaluación monetaria han estado asociados con un aumento en los niveles de criminalidad, ya que la pobreza y la falta de oportunidades pueden llevar a más personas hacia actividades ilícitas. Además, un peso devaluado limitará la capacidad del gobierno para financiar políticas sociales y de seguridad efectivas, ya que puede llevar a recortes presupuestarios en sectores clave como la seguridad pública, la justicia y los programas sociales.

El final del sexenio en México se presenta con una serie de retos interconectados que van desde la inseguridad hasta cuestiones económicas y políticas. La mayoría absoluta en el poder legislativo, la implementación de una reforma judicial y la devaluación del peso son factores que, combinados, pueden influir en la estabilidad y la seguridad del país. La clave estará en cómo se manejen estos factores y en la capacidad del gobierno y las instituciones de actuar con responsabilidad, transparencia y en busca del consenso necesario para enfrentar los complejos problemas que encara México.

@FSchutte